Mientras Satya Nadella se presentaba oficialmente ante más de 15.000 socios en la Conferencia Mundial de Partners que se celebra estos días en Washington, el departamento de comunicación de Microsoft lanzaba una nota de prensa en la que confirmaba la mayor reestructuración de su historia y que supondrá el despido de 18.000 empleados, el 14% de la plantilla. Más de 12.000 de esos puestos corresponderán a empleados de Nokia, la compañía finlandesa adquirida por el gigante de software hace unos meses para introducirse en el mercado de la movilidad y que se se ha convertido en uno de los principales agujeros negros para la empresa.
La compañía también ha anunciado que abandona definitivamente su apuesta por Android y que, a partir de ahora, todos los móviles de Nokia estarán basados en el sistema operativo Windows Phone. Esta nueva decisión tendrá una enorme repercusión en el mercado y abre un periodo de enorme incertidumbre, teniendo en cuenta la todavía mínima penetración de la plataforma de Microsoft en el mercado de móviles. .
Cuando el CEO de la empresa hablaba ayer de reinvención y de nuevo comienzo, nadie se imaginaba que serían más de 18.000 los puestos afectados por la reestucturación que tendrán un coste de 1.600 millones de dólares en los próximos cuatro trimestres fiscales. La cifra incluye entre 750 y 800 millones de dólares en pagos de despidos y otros beneficios, y de 350 a 800 millones en cargos relacionados con sus activos.
El directivo también precisó también que ya han empezado a llevar a cabo los primeros 13.000 despidos “y la mayor parte de los empleados afectados recibirán una notificación a lo largo de los próximos seis meses”. La empresa prevé llevar a cabo la mayor parte de los despidos antes del 31 de diciembre.
El consejero delegado de Microsoft apuntó que la empresa ofrecerá indemnizaciones a todos los trabajadores afectados por estos cambios, así como ayudas para la transición en el empleo en muchas localidades. En este sentido, y tras conocerse la noticia, el comisario de Empleo, László Andor, lamentó “profundamente” los 18.000 despidos y solicitó una reunión urgente con los responsables de Microsoft para recibir más información y explorar posibles ayudas de la UE a los trabajadores afectados. Desde Bruselas se pedirá a la compañía que respete las normas laborales europeas, informa Cinco Días.
