Después de un año 2002 aciago para los fabricantes de impresoras el negocio cayó en ingresos un 13 por ciento y un 7 por ciento en número de unidades vendidas-, muchos han visto la luz en 2003. A falta de resultados definitivos, las previsiones apuntan a que el pasado ejercicio el mercado global de impresoras ha crecido más de un 10 por ciento y en ingresos los números se van a mantener la subida del número de máquinas comercializadas ha quedado compensada por unos precios unitarios que han caído entre un 15 y un 20 por ciento-.
Además, el año pasado estuvo caracterizado por la eclosión de negocios como el del láser color, gracias en gran parte al abaratamiento de las máquinas, y de la impresión fotográfica que ha seguido al despegue de las cámaras digitales. En este contexto han despuntado marcas como Oki o Epson, que en el tercer trimestre desbancó por primera vez a HP del primer puesto en impresoras de inyección. Sin embargo, Lexmark no ha estado en el candelero. ¿Cuál ha sido la evolución del fabricante estadounidense en los últimos tiempos? José Luis Domínguez, director comercial de la filial española, defiende que la marca sigue siendo uno de los principales competidores del mercado según los datos que esgrime el responsable, en los nueve primeros meses del año Lexmark fue el tercer vendedor de impresoras de todo el mercado-. Además, continúa Domínguez, si en inyección la marca mantiene la tercera posición, en láser monocromo, el área de producto que más ingresos aporta, un 41 por ciento del total, Lexmark es la segunda marca. El responsable comercial también explica que en 2003 a Lexmark le ha ido muy bien la venta de multifuncionales, tanto de inyección como láser, para hogares y oficinas. En el caso de las compañías, nos hemos dado cuenta que les viene muy bien el que el producto sea modular. A la impresora se le puede añadir elementos de cualquier tipo. Si multiplicamos el número de impresoras que tenemos por el número de elementos multifuncionales obtenemos una variedad muy grande de soluciones.
Domínguez le quita hierro al despegue del láser color en España, que ha sido mucho más acusado que en Europa, y lo achaca a la bajada de precios que ha impuesto algún fabricante [Oki]. Domínguez constata que el crecimiento en este segmento tecnológico se ha dado en la gama baja equipos alrededor de 1.000 euros-, un ámbito en el que Lexmark ha carecido de un producto que hiciera sombra a Oki, HP o Epson, que en la segunda parte del año se subió a este carro. Aunque a nivel de subsidiaria no sabemos nada, yo quiero creer que a lo largo de este año vamos a tener producto para competir con garantías en este nicho, aventura Domínguez. No obstante, llama la atención sobre el hecho de que cada vez más las empresas evalúan los costes totales de impresión y se dan cuenta de que, de momento, el coste todavía de un página a color es muy elevado: hasta 10 veces más.
Una cuestión que de vez en cuando pone en jaque a los fabricantes de impresoras y a su canal oficial es la de la falsificación de consumibles y su importación paralela. Epson ha tenido alguna controversia muy sonada. Sin embargo, no ha tenido mayor trascendencia para Lexmark, pues la primera cuestión, la de la falsificación, se ha reducido a casos aislados que, según Domínguez, siempre se han pasado a las oficinas centrales de Europa en tanto que estaban involucradas redes que actuaban en varios países. Tampoco considera el directivo que las importaciones paralelas, propiciadas por otros mayoristas que se aprovisionan fuera de las fronteras nacionales, se hayan desbocado nunca, y la única cuestión que han dejado en el aire es qué filial se contabilizaba esas ventas. No obstante, el directivo pide al canal que comunique el fraude nada más lo detecte y aporte todas las pruebas posibles. Casi siempre ha sido el canal el que más ayudado para luego tomar acciones legales.
Por último, el director comercial de Lexmark confirma que 2004 será caliente para el negocio de impresión. Es probable que no haya un despegue en el primer trimestre, pero a partir de ahí va a haber signos de recuperación debido sobre todo a la renovación pendiente en las empresas y al buen entorno económico. El ciclo de vida de un impresora ronda los cuatro años y ya toca cambio.