En sus orígenes, y haciendo honor a su nombre, Idiomund fue una escuela de idiomas. Y de ahí pasó a ser una academia de informática y finalmente un revendedor de tecnología. Estamos a finales de los años 80. A mediados de los 90, Idiomund, que tiene almacén y oficinas en la localidad gerundense de Blanes, se convirtió en una central de compras que llegó a contar en sus mejores momentos con 24 establecimientos propios y nueve franquiciados. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 fue dura para el retail y sobre todo para las pequeñas tiendas, y la compañía tuvo que recular y dar más protagonismo al mayoreo, que es lo que hoy sostiene buena parte de su actividad.
Todo esto lo cuenta desde Blanes Albert Guijarro, director adjunto de Idiomund y miembro del clan familiar que dirige la compañía desde sus inicios. Hoy Idiomund está integrado en Grupo Sil, que tiene un negocio muy diversificado. Y es que a su actividad principal ha ido añadiendo otras, y en cada caso ha constituido una marca diferenciada, como Locura Informática, que es su ecommerce. Esto ha llevado a la firma a hacer muchas cosas en el mundo de la distribución y el soporte informático. Por ejemplo, mantiene la tienda online oficial en España de Dynabook (antes Toshiba), también lleva la gestión de las tiendas oficiales de HP en Madrid y Canarias, y hasta integra una empresa de cartelería. Además, a través de Sil Empresas ofrece a las pymes bonos por horas les permiten configurar equipos y tener soporte.
Hoy Idiomund cuenta con ocho tiendas propias, un tercio de las que llegó a tener. Pero ha logrado compensar esta caída con el mayoreo y con sus otros negocios. De hecho, como desvela Albert Guijarro, en los últimos 10 años el grupo donde está integrado el mayorista ha sido capaz de multiplicar por siete su facturación. “Y eso sólo con 20 personas más en plantilla”, recalca el directivo. Con un total de 52 empleados, Grupo Sil logró el año pasado facturar 64 millones de euros. Y la previsión de Guijarro para 2021 es llegar a los 70 millones, lo que supondría casi un 10% más.
En los últimos 10 años, Idiomund ha sido capaz de multiplicar por siete su facturación, y en ese periodo sólo ha incorporado 20 personas más a la plantilla
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Stocks inciertos y subidas de precio
Sin embargo, el directivo no deja de reconocer que su compañía, como otras en el sector informático, se enfrenta a muchas contrariedades e incertidumbres. Y menciona el “gran problema de los stocks y los chips”, que dificulta que los fabricantes entreguen las unidades previstas. Eso, unido a la subida de los portes, está provocando un efecto inflacionista en el sector tecnológico que, al final, paga el usuario. “Antes comprábamos un procesador Ryzen de AMD por 300 euros y ahora pagamos 400. En Intel también tenemos subidas de ese tipo”, reconoce Guijarro. “Los portátiles han subido de media entre 65 y 85 euros. Y en algunos casos, por temas de stock, han subido más de 100 euros”, añade.
Además, a partir del 1 de enero de 2022 será obligatorio que los comercios ofrezcan tres años de garantía por los productos informáticos, y no dos. La medida, según Guijarro, supondrá “un salto de precio” y un reajuste del stock y de servicios como las extensiones de garantías. En los próximos meses, Idiomund tendrá mucho trabajo para ver qué máquinas entran en las nuevas condiciones de garantía y cuáles no. Todas estas circunstancias y una demanda muy cambiante está haciendo que para la firma catalana cada día sea una aventura. Por eso Albert Guijarro asegura que hasta finales de año “no habrá normalidad”.
Pocas marcas y nula dependencia de los bancos
Al contrario que muchos mayoristas locales, el catálogo de Idiomund no está superpoblado de fabricantes de todo tipo. Y casi no tiene “marcas b”. “Nosotros hemos optado por trabajar con un portfolio de fabricantes pequeño, donde están Logitech, Samsung, Asus, Acer, Apple o HP, entre otros. Eso nos permite centrarnos mucho”. En total, Idiomund no pasa de 20 proveedores. Además, esta estrategia le permite tener estructura contenida y un negocio saneado que no depende del crédito bancario. “Al tener menos inmovilizado no necesitamos estar financiados. Todo lo hacemos con capital propio y crecemos en función de eso. La estrategia de tener con pocos fabricantes también es una cuestión financiera. Además, necesitamos pocos metros cuadrados de almacén”.