Empiezan a haber movimientos en el canal informático por el desafío independentista en Cataluña. En un breve comunicado, el mayorista Ingram Micro, uno de los principales del sector informático nacional, anuncia el traslado de su sede social y fiscal a Madrid, ciudad en la que ya cuenta con oficinas desde 1994. Esta decisión, según la nota, “no afecta a las sólidas relaciones que la compañía mantiene con sus clientes y fabricantes” y no supone “ningún impacto en la capacidad” de la compañía para seguir dando servicio.
La decisión de trasladar la sede fiscal y social a Madrid de la compañía que dirige Jaime Soler tiene como objetivo “garantizar el pleno desarrollo de su actividad, a todos los niveles, en un marco legal estable”. Al igual que otras compañías que antes tomaron esta decisión, como el Banco Sabadell o CaixaBank, se trata de una decisión para salvaguardar los intereses de la plantilla (750 personas), los clientes (más de 10.000 en todo el país) y los propios fabricantes con los que trabaja y que le confían la distribución de sus productos en el territorio de la Península Ibérica.
Con el marco legal vigente en España, la decisión de Ingram Micro apenas tiene consecuencias prácticas y operativas, ya que al estar operar en el Estado español la compañía ya pagaba el impuesto de sociedades a Hacienda y lo seguirá haciendo aunque cambien su sede social y fiscal a otra comunidad. Sin embargo, el movimiento sí tendría consecuencias ante la hipótesis de una Cataluña independiente, ya que al tener la sede fiscal fuera de Cataluña, el mayorista no tendría la obligación de tributar por sociedades en este territorio.
Según el Ranking del Canal TIC de CHANNEL PARTNER, Ingram Micro fue el tercer mayorista por ingresos del mercado español durante el año pasado, después de Esprinet y Tech Data. En concreto, y según estimaciones de esta revista, Ingram facturó 671 millones de euros en 2016, un 4% más que el año precedente. Hay que recordar que en 2016 Ingram cambió de manos y se integró en el holding chino HNA, que pagó unos 6.000 millones de dólares.