Durante el mandato de Barack Obama la neutralidad de la red dio lugar a un acalorado debate. Finalmente, el presidente demócrata zanjó el asunto aprobando un sistema que garantizaba el preciado derecho de la equidad en el ciberespacio, que supone que los operadores dan el mismo trato a todos los paquetes de información que gestionan en sus redes, independientemente de que provengan de la mayor corporación o de la última pyme o bloguero del planeta. El sistema aprobado por Obama impedía a las telecos bloquear el acceso a páginas web o hacer más lento el tráfico en función de la tarifa del cliente. De esta manera, se preservaba un derecho fundacional de Internet, una red en principio de iguales.
Sin embargo, ahora la cosa ha cambiado. Ayer, y tras un tenso debate, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, según sus siglas en inglés), que está bajo control del partido republicano, aprobó por tres votos a favor y dos en contra el fin de este sistema para preservar la neutralidad en Estados Unidos. La medida en teoría permite que las operadoras y firmas de servicios de Internet puedan cambiar la velocidad de acceso a servicios para dar prioridad a aquellos que paguen una cantidad adicional, lo que podría llevar a las telecos a privilegiar sus paquetes, en detrimento de los de la competencia. La medida también pueden dar armas a las operadoras en su lucha contra las llamadas over the top (OTT), como Facebook, Google o Amazon, que, según la queja reiterada de las telecos, acaparan mucho ancho de banda y tráfico sin invertir en las redes y la infraestructura que los hacen posibles.
El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, Ajit Pai, que para algunos es el “enemigo número uno de Internet”, ha negado que los cambios vayan a suponer un coste extra de conexión para los usuarios o el bloqueo de páginas o servicios. En su opinión, la decisión permitirá justamente lo contrario, “volver a un Internet mejor y más barato”. En todo caso, lo más probable es que el asunto acabe resolviéndose en los tribunales, pues los generadores de contenidos pueden empezar a tener un panorama muy desfavorable. Netflix, uno de los líderes de televisión a la carta, reaccionó mostrando su “decepción” y advirtiendo que la batalla legal será larga.