De acuerdo con un reciente informe presentado por el gobierno español a través del Ministerio para la Transición Ecológica se ha estimado que solo en 2017 se alcanzó un nivel de emisiones de 338,8 toneladas de CO2 en nuestro país, lo que supuso un aumento del 4,4% respecto al año anterior. Una mala noticia para España que tiene que reforzar sus medidas para la lucha contra el cambio climático.
La industria, el transporte y la agricultura son las que más peso tienen en la emisión de Gases de Efecto invernadero. Pero desde Back Market, tienda online especializada en la venta de dispositivos tecnológicos reacondicionados, llaman a prestar atención a los teléfonos móviles, que ya son uno de los aparatos tecnológicos que más contaminan en España y cuyo crecimiento en ventas en los últimos años ya está derivando también en un incremento de la producción de CO2.
Según un estudio elaborado por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Físicas de la Universidad de Surrey en 2015, un solo smartphone produce 95 kilos de dióxido de carbono en su vida útil, que se estima es de dos años antes de ser desechado por su propietario para comprarse uno nuevo. Si tenemos en cuenta lo que dicen fuentes del sector, que solo en el año 2017 se vendieron en España alrededor de 15,5 millones de teléfonos inteligentes, Back Market ha calculado que en esos dos años de vida todos estos móviles serán responsables de la emisión de 1,4 millones de toneladas de CO2. “En una década los niveles de dióxido de carbono producidos por los teléfonos móviles se han triplicado y todas las previsiones señalan que en los próximos veinte años la huella de carbono de estos dispositivos en el mundo supondrá un 14% del total. Una cifra preocupante ya que representa la mitad de lo que en la actualidad emite toda la industria del transporte que es uno de los mayores responsables de la emisión de CO2 a la atmósfera”, comenta Thibaud de Larauze, CEO y socio fundador de Back Market.
La contaminación de un teléfono móvil se materializa durante su proceso de producción desde la extracción de materiales de la naturaleza para su fabricación hasta el transporte del aparato a las tiendas o a su propietario. Por ejemplo, la fabricación de un iPhone X implica la emisión de unos 79 kilos de dióxido de carbono, una de las tasas más altas de los dispositivos de Apple. Pero también influyen otras variables, aunque con un menor impacto, como el uso de los dispositivos.
Aunque la situación preocupa, lo cierto es que se está observando un cambio de tendencia entre los consumidores que hacen albergar ciertas esperanzas. La venta de teléfonos móviles nuevos parece estar experimentando un proceso de retroceso. Según datos de la consultora alemana GFK, la venta de estos dispositivos ha caído un 14% en los tres primeros meses de este año. Por el contrario, la venta de móviles de segunda mano está experimentando un crecimiento anual del 22% como revelan las informaciones de la consultora IDC. “Los elevados precios y las oportunidades que ofrece el mercado de segunda mano ha provocado un cambio de mentalidad en el consumidor que ya no necesita cambiar el teléfono cada dos años, alargando así su vida útil, y que ve en la segunda mano o en los dispositivos reacondicionados no solo una alternativa más económica para tener lo último en tecnología sino también una opción para ser más ecológicos y responsables con el medio ambiente”, añade De Larauze.