Es una sigla tecnológica, pero es fundamental en nuestras vidas. Se puede decir que las cadenas logísticas mundiales se sostienen sobre lectores y etiquetas de RFID. También se aplica esta tecnología, basada en la identificación por radiofrecuencia, a múltiples sectores, como el sanitario, el industrial, el ganadero, el comercial, el del transporte o el del ocio. Incluso cuando hablamos de carreras populares, la localización de los corredores y la tecnología que nos va a dar el tiempo y el puesto de cada uno de ellos depende de que etiquetas RFID hagan su trabajo.
La tecnología RFID está por todas partes y los números lo confirman. Según IDTechEx, este mercado mueve cada año más de 14.000 millones de dólares. Y la previsión era que en 2024 se usaran más de 50.000 millones de etiquetas RFID en cualquier tipo de industria y actividad.
Índice de temas
¿Qué es RFID?
La tecnología RFID, acrónimo del ingles radio-frecuency identification, tiene como objetivo la identificación y el registro de datos. Y se basa en el uso de etiquetas inteligentes o tags RFID, que responden con una señal de radio cuando reciben otra. Estas etiquetas contienen información del producto al que están adheridas, y puede ser leída a lo largo de toda la cadena logística. De esta manera, las empresas logísticas pueden realizar más fácilmente un seguimiento de la mercancía y conocer aspectos importantes sobre ella (como el origen, el destino o la fecha de caducidad, por ejemplo).
RFID versus código de barras
La tecnología de identificación por radiofrecuencia supone una mejora del tradicional código de barras gracias al uso de ondas de radio. Y es que mientras que un código de barras utiliza una imagen para identificar un producto en una etiqueta, el RFID se vale de ondas de radio que permiten la lectura de los datos sin que sea necesaria una línea de visión directa entre la etiqueta y el lector.
¿Cómo funciona la tecnología RFID?
Un sistema RFID pertenece a un grupo de tecnologías conocidas como identificación automática y captura de datos (AIDC). Estos sistemas identifican automáticamente los objetos, recopilan datos sobre ellos e introducen esos datos directamente en los sistemas informáticos sin necesidad de intervención humana.
El lector RFID es como el cerebro de todo el sistema. Este envía la señal a la antena para que emita ondas de radiofrecuencia. Cuando una de estas ondas llega a una etiqueta RFID, la etiqueta se activa y devuelve los datos que contiene en su interior hacia la antena. Estos datos llegan después al lector, que transforma los datos en información. Una vez realizado todo este proceso, esta información se puede integrar con cualquier tipo de base de datos, ERP u otro sistema cualquiera, para poder tratarla y almacenarla.
Componentes de los sistemas RFID
Los sistemas RFID constan básicamente de dos componentes:
Etiqueta RFID o etiqueta inteligente
Estas etiquetas contienen un circuito integrado y una antena, que se utiliza para transmitir datos al lector. Las etiquetas RFID tienen una gran variedad de formas y tamaños. Las más comunes son las etiquetas pasivas y las activas.
Lector RFID
El lector convierte las ondas de radio en una forma de datos más utilizable. La información recogida de las etiquetas se transfiere a través de una interfaz de comunicaciones a un sistema informático principal, donde la información puede ser almacenada en una base de datos y analizada posteriormente.
Dentro de las etiquetas hay varios componentes que conviene distinguir:
Antena RFID
La antena es una parte de la etiqueta que tiene la misión de absorber las ondas de radiofrecuencia de la señal del lector y enviar y recibir datos. El rendimiento pasivo de las etiquetas de identificación por radiofrecuencia depende en gran medida del tamaño de la antena: cuanto más grande sea la antena, más energía podrá recoger y luego devolver.
Chip RFID
El chip RFID almacena datos y realiza tareas específicas. Dependiendo de su diseño, el chip puede ser sólo de lectura, de una sola escritura, de lectura múltiple o de lectura y escritura. Normalmente, los chips RFID transportan 96 bits de memoria, pero pueden oscilar entre 2 y 1000 bits.
Soporte RFID
El tercer componente de una etiqueta RFID pasiva se denomina soporte, que suele ser de plástico. Tanto la antena como el chip están unidos al sustrato, que puede considerarse como el “pegamento” que mantiene unidas todas las piezas de la etiqueta.
Las etiquetas RFID: tipos
Las etiquetas RFID tienen una gran variedad de formas y tamaños. Las más comunes son las etiquetas pasivas y las activas.
Etiquetas RFID pasivas
Las etiquetas RFID pasivas son las menos complejas y las más utilizadas, ya que son más pequeñas y menos costosas de implementar. Disponen de un microchip, una antena y un soporte físico. El lector de radiofrecuencia activa el microchip y le suministra la energía necesaria para que este responda con la información del producto. Las etiquetas pasivas están “alimentadas” por el lector RFID antes de que puedan transmitir datos.
Etiquetas RFID activas
A diferencia de las etiquetas pasivas, las etiquetas RFID activas tienen una fuente de alimentación integrada (por ejemplo, una batería), lo que les permite transmitir datos en todo momento, y una parte de electrónica incorporada (sensores, microprocesadores y puertos de entrada/salida). Además, los chips en estas suelen ser de mayor tamaño y tienen mayores capacidades.
Tipos de RFID según la frecuencia: LF, HF, UHF…
El tipo de ondas de radio que utiliza cada sistema de identificación por radiofrecuencia marca la distancia a la que es posible la lectura. En función de este parámetro, esta tecnología se puede clasificar del siguiente modo:
Ultra-alta frecuencia (UHF)
La tecnología RFID UHF utiliza el rango de frecuencia de 860 MHz a 960 MHz. Sus lecturas pueden superar los 12 metros de distancia. Al tener tanto alcance, se suele utilizar para la supervisión de entradas y salidas de mercancías, la gestión de inventarios o el control de líneas de producción.
Alta frecuencia (HF)
Su frecuencia es de 13,56 MHz, lo que le permite llegar a leer en distancias que van de los 10 centímetros hasta un metro. La autenticación de productos y su rastreo de movimientos en locales es la aplicación para la que más se usa este sistema.
Baja frecuencia (LF)
Su rango de frecuencia es corto de 125 KHz a 134 KHz y su lectura es de corto alcance es de unos 10 cm. Se emplea, sobre todo, en la industria alimentaria.
Near Field Communication (NFC)
Este sistema, aunque tiene un espectro de 13,56 MHz (como el sistema HF), posee una potencia menor de 15 mA, por lo que su rango de lectura es inferior, y va de 10 a 20 centrímetros. El NFC es el sistema que se utiliza para el pago con el smartphone y la autenticación de productos.
Lectores de RFID: fijos y móviles
Un lector RFID es el cerebro del sistema RFID y es necesario para que cualquier sistema funcione. Los lectores son dispositivos que transmiten y reciben ondas de radio para comunicarse con las etiquetas RFID. Y los hay de dos tipos: fijos y móviles. Los lectores fijos normalmente se montan en paredes, escritorios, portales u otros lugares fijos. Los lectores móviles son dispositivos de mano que permiten una gran flexibilidad a la hora de leer etiquetas RFID, sin perder la capacidad de comunicarse con un ordenador central o un dispositivo inteligente. Los hay con un ordenador a bordo y están también los que utilizan una conexión Bluetooth o inalámbrica que le vincula a un dispositivo inteligente o una tableta.
Ventajas del RFID
En el ámbito de la identificación automática, la tecnología de radiofrecuencia compite con la de código de barras. Sin embargo, las etiquetas RFID tienen varias ventajas sobre los sistemas que utilizan software de control de activos por código de barras. La más notable es que los datos de las etiquetas RFID pueden leerse fuera de la zona de lectura, mientras que los códigos de barras deben asociarse con un escáner óptico. Pero hay más.
1. Lectura a distancia
Las etiquetas RFID pueden ser leídas a varios metros de distancia, sin necesidad de línea de visión directa, lo que facilita el seguimiento de objetos en movimiento.
2. Velocidad y eficiencia
Permiten la lectura simultánea de múltiples etiquetas, lo que acelera procesos como el inventario y la gestión de almacenes. Además, la velocidad de lectura de los datos con un sistema RFID es hasta 25 veces superior a uno más convencional de código de barras.
3. Durabilidad
Las etiquetas RFID son más resistentes a condiciones adversas como el polvo, la humedad y las temperaturas extremas, lo que las hace ideales para entornos industriales.
4. Capacidad de almacenamiento
Las etiquetas RFID pueden almacenar más información que los códigos de barras tradicionales, lo que permite incluir datos adicionales sobre el producto o el objeto.
5. Seguridad
La tecnología RFID ofrece opciones de encriptación y autenticación, lo que mejora la seguridad en aplicaciones sensibles, como el control de acceso y la gestión de activos.
6. Reducción de errores
Al automatizar la captura de datos, la tecnología RFID minimiza los errores humanos asociados con la entrada manual de información.
Desventajas de RFID
Pero no todo son beneficios cuando se habla de tecnología de identificación por radiofrecuencia. También tiene sus desventajas. Una de ellas que es que suele dar lugar a interferencias y errores de lectura cuando hay muchas etiquetas cerca. Las múltiples señales distorsionan el proceso de lectura de un operario y en procesos depicking puede ser un método ineficaz. Tampoco funcionan las etiquetas de manera óptima en entornos con altos niveles de humedad o donde abunden los productos metálicos. Además, las etiquetas pueden verse afectadas por otras fuentes de ondas de radio, que podrían interferir con las del RFID.
Y está el problema del precio. Y es que las etiquetas y lectores de RFID son tecnologías varias veces más caras que las pegatinas y los lectores de códigos de barras. Y, por último, otro problema asociado a la tecnología RFID es la incompatibilidad. Las etiquetas varían en función de la industria, los países o las regiones de procedencia.
Aplicaciones de RFID
La mayor aplicación de la tecnología RFID está en las cadenas logísticas y de suministro. Pero su versatilidad va mucho más allá, y la convierten una tecnología útil en el comercio minorista, los hospitales o las granjas, para identificar y hacer seguimiento de animales, por ejemplo.
Clave para el control de inventarios en tiempo real
En el sector logístico, la tecnología RFID es sinónimo de trazabilidad. En este ámbito es vital conocer en todo momento el estado del inventario y la localización de cada producto. Gracias a la tecnología RFID los datos de cada pieza de material que entra y sale de un almacén se procesan en el momento y de manera exacta.
Aplicación en el sector alimentario
En el sector alimentario, la tecnología RFID permite tener controladas las fechas de envasado y caducidad, que son básicas para que se garantice la seguridad de las personas. También se puede tener los números de lote de los productos, para que se sepan todos los datos de la fabricación, distribución y venta de los productos, por lo que todos los productos serán completamente localizables.
Aplicación en comercios
En los comercios, como las tiendas de ropa, las etiquetas RFID permiten conocer la localización exacta de cada prenda y almacenar información relevante de la misma. Incluso estas etiquetas pueden ser usadas como medida antirrobo, programándolas para que se desactiven cuando pasan por caja o para que activen la alarma del local si alguien se lleva un artículo sin pagar.
Uso en hospitales y centros sanitarios
En el sector sanitario, la tecnología de identificación por radiofrecuencia puede servir para marcar y controlar el equipamiento en un quirófano, que es caro y vital por naturaleza. O para identificar pruebas médicas y asociarlas a un paciente determinado, o incluso para controlar el acceso de enfermos o personal médico a ciertas áreas de un hospital.
Uso en eventos deportivos
Aunque no hayamos reparado, el chip que lleva encima cualquier participante en una carrera popular suele ser una etiqueta RFID que controla el recorrido que hace y el tiempo que tarda. Las etiquetas RFID se pueden llevar sujetas al dorsal o al calzado deportivo, y los datos que emiten son leídos por los arcos que los organizadores ponen en la salida y en la llegada, o también en puntos intermedios de la carrera.