La inflación es un fenómeno monetario que afecta a consumidores, empresas y gobiernos. Comprender su naturaleza, evolución y consecuencias es esencial para desarrollar estrategias que mitiguen sus efectos negativos y aprovechen las oportunidades que pueda presentar.
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¿Qué es la inflación?
La inflación se define como el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en una economía durante un período de tiempo. Este incremento implica una disminución del poder adquisitivo de la moneda, es decir, con la misma cantidad de dinero se pueden adquirir menos bienes o servicios que antes.
Es importante distinguir entre la inflación general y la inflación subyacente. La inflación subyacente excluye los precios de los alimentos y la energía debido a su volatilidad, proporcionando una visión más estable de la tendencia inflacionaria.
Causas de la inflación
Las causas de la inflación son diversas y pueden incluir:
Demanda agregada creciente
Cuando la demanda total de bienes y servicios supera la capacidad de producción de la economía, los precios tienden a subir. Es decir, hay más gente dispuesta a comprar, que bienes en el mercado. En estos últimos años, el sector inmobiliario ha sido inflacionario por esta razon. Muchos demandantes de viviendas y pocas casas disponibles.
Aumento de los costes de producción
Incrementos en los precios de las materias primas, energía o salarios pueden trasladarse al precio final de los productos. Durante la crisis de la Covid-19, el parón de las cadenas logísticas hizo que muchos componentes electrónicos escasearan y, por lo tanto, subieron de precio. Eso repercutió en el precio final de los aparatos donde iban instalados.
Expansión monetaria
Un aumento excesivo de la oferta monetaria sin un crecimiento correspondiente en la producción puede generar inflación. La expansión monetaria, conocida como el “helicóptero del dinero”, es una actuación de los bancos centrales, que inyectan más capital en el mercado para estimular la actividad. Y lo pueden hacer vía bajada de tipos de interés (es más fácil financiarse para las familias y las empresas) o vía compra de bonos del Estado o de otros activos financieros.
¿Cómo ha evolucionado la inflación últimamente?
Durante muchos años, la inflación dejó de ser un problema en España y en el mundo occidental. Se puede decir que los precios durante mucho tiempo estuvieron contenidos y a raya, con subidas óptimas alrededor del 2%, e incluso por debajo. De hecho, en la última década hubo años de caída de precios (deflación). Sin embargo, las tensiones geopolíticas, sobre todo la guerra en Ucrania, y su impacto en el suministro energético proveniente de Rusia, rompieron esta paz en España y en Europa hace dos años. Así, la inflación del 3,1% en 2021 se disparó en España a un 8,4% en 2022. Este este descontrol de la inflación tambien ha sido fomentado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que amenaza con una subida general de los aranceles y, por lo tanto, de los precios finales de los productos y servicios.
Las cifras más recientes muestran que la inflación poco a poco va retornando en España a parámetros deseables. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en diciembre de 2024, la inflación anual se situó en el 2,8%, aunque encadenó tres meses consecutivos de incrementos. Este aumento fue impulsado principalmente por el encarecimiento de los carburantes y la electricidad.
A nivel de la zona euro, la inflación anual alcanzó el 2,4% en diciembre de 2024, un incremento respecto al 2,2% registrado en noviembre. En la Unión Europea, la tasa fue del 2,7% en diciembre, comparada con el 2,5% del mes anterior. Estas cifras reflejan que, a pesar de ciertas oscilaciones, la inflación ha abandonado los cambios bruscos observados en años anteriores.
Expectativas de los precios a medio plazo
Las proyecciones a medio plazo indican una moderación gradual de la inflación. Según un informe de Bankinter, se estima que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) medio en España será del 2,1% en 2025 y del 2,0% en 2026, acercándose al objetivo del Banco Central Europeo (BCE) del 2%.
A nivel de la eurozona, se prevé una tendencia similar. El Banco Central Europeo (BCE) ha estado ajustando su política monetaria en respuesta a las dinámicas inflacionarias. En enero de 2025, se anticipa un recorte de los tipos de interés en 25 puntos básicos, situándolos en el 2,75%, con la posibilidad de futuras reducciones dependiendo de la evolución económica.
Es relevante destacar que las expectativas de inflación también están influenciadas por factores externos, como las tensiones geopolíticas, las políticas comerciales y las fluctuaciones en los precios de la energía. Por lo tanto, aunque las proyecciones actuales apuntan a una moderación, es esencial monitorear continuamente estos factores para ajustar las previsiones según sea necesario.
¿Por qué la inflación es dañina para la economía?
La inflación puede tener múltiples efectos adversos en la economía:
Pérdida de poder adquisitivo
A medida que los precios aumentan, el valor real del dinero disminuye, lo que significa que los consumidores pueden comprar menos con la misma cantidad de dinero. Esto puede reducir el consumo y afectar negativamente al crecimiento económico.
Incertidumbre económica
Altas tasas de inflación generan incertidumbre entre consumidores e inversores, dificultando la planificación financiera y las decisiones de inversión.
Distorsión en los precios relativos
La inflación puede alterar la relación de precios entre diferentes bienes y servicios, llevando a decisiones de producción y consumo ineficientes.
Costos de menú y de transacción
Las empresas enfrentan costos adicionales al tener que actualizar constantemente sus precios (costos de menú) y al manejar mayores volúmenes de transacciones monetarias.
Efectos en la balanza comercial
Si la inflación doméstica es más alta que la de otros países, los productos nacionales se vuelven menos competitivos en el mercado internacional, lo que puede deteriorar la balanza comercial.
Es importante mencionar que una inflación moderada y estable (el objetivo suele ser tenerla alrededor del 2%) es común en economías saludables. Sin embargo, cuando la inflación es alta o impredecible, los efectos negativos se amplifican, afectando el bienestar económico general.
¿Cómo pueden aprovechar las empresas la inflación?
ERA Group identifica cinco áreas en las que las organizaciones puedan convertir los desafíos en oportunidades de crecimiento
1. De los precios en alza a la optimización estratégica
El aumento de los costes de materias primas y mano de obra está presionando los márgenes de las empresas. Una auditoría detallada puede descubrir áreas de ineficiencia, especialmente en categorías de gasto como logística, telecomunicaciones o energía. Identificar e implementar medidas de ahorro es crucial para mantener la competitividad.
2. Transformar la productividad empresarial
El uso de la tecnología y la digitalización son fundamentales para mejorar la productividad, algo que en EEUU ya están impulsando, mientras que en Europa las inversiones avanzan más lentamente. Herramientas como la inteligencia artificial, la automatización y la colaboración público-privada no solo aumentan la eficiencia, sino que preparan para el liderazgo.
3. Fortalecer las cadenas de suministro
Con la globalización en declive, las cadenas de suministro se están regionalizando. Diversificar fuentes, construir relaciones estratégicas con proveedores y garantizar una gestión proactiva es esencial para minimizar interrupciones y aumentar la previsibilidad en un contexto de tensiones geopolíticas.
4. Del menor gasto de los consumidores a la fidelización inteligente
Con el poder adquisitivo en descenso, los consumidores se han vuelto más selectivos. Personalizar la experiencia del cliente y diseñar nuevas estrategias de fidelización son maneras de obtener ventaja competitiva y fomentar la lealtad a largo plazo.
5. Prepararse para la desglobalización y el cambio geopolítico
La transición hacia un mundo multipolar, donde el poder no se concentra en un único país, exige flexibilidad y planificación frente a escenarios inciertos. Las empresas deben reforzar su presencia local, invertir en economías cercanas y mantener un seguimiento constante de las tendencias geopolíticas para asegurar la resiliencia ante los cambios.