La apuesta de este ensamblador español por el mercado de las cámaras digitales comienza a dar sus frutos. Su propuesta consiste en un aparato de moderado precio, pero con unas especificaciones bastante llamativas, como un CCD de 5,25 megapíxeles (5 millones efectivos), capaz de alcanzar resoluciones de hasta 2.560 x 1.920 puntos.
Su óptica permite tres aumentos a nivel óptico como máximo sin recurrir a triquiñuelas digitales, gracias a un objetivo de distancia focal variable de 7,2 a 21,6 mm. Cuenta con algunos modos de ajuste semiautomático para la velocidad de obturación y abertura de diafragma. De la misma manera, es posible seleccionar diferentes modos (retrato, fotografía rápida, condiciones de poca luz, etc.) y, como ya es habitual, grabar pequeños vídeos de hasta 320 x 240 puntos. Para ello dispone de una memoria de 32 megas.
El tratamiento de la luz y la pureza del color utilizando el modo de balance automático del blanco (el más convencional) es más que aceptable. Enfocar motivos con escasa luminosidad o en modo macro es perfectamente posible, sin embargo, como ocurre con otras cámaras, resulta bastante lento.
Las fotografías utilizando el flash son capaces de mostrar con claridad objetivos a tres metros de distancia sin sobreexponer el resultado y con una nitidez bastante buena. Por el precio que tiene, se trata de una máquina muy recomendable.