Se trata de la primera cámara réflex digital con un precio al alcance del mercado de consumo. Está pensada para fotógrafos amateur y usos semiprofesionales. Externamente, es muy similar a la gama EOS analógica del fabricante japonés, además de compatible con su extensa familia de objetivos y muchos de sus accesorios. La gran diferencia, su precio: alrededor de 1.200 euros.
La EOS 300D es un dispositivo con una resolución de 6,3 megapíxeles, dotado de una larga lista de ajustes manuales, con visor auténticamente réflex. Como soporte de almacenamiento, cuenta con una ranura Compact Flash. La pantalla trasera TFT, de 1,8 pulgadas, es un mero accesorio, instalado para poder visualizar las imágenes una vez tomadas.
En modo manual es posible establecer velocidades de obturación de entre 30 y 1/4.000 segundos o ajustar la sensibilidad ISO de la película hasta 1.600 ASA. También resulta interesante el modo de disparo continuo, capaz de captar hasta cuatro imágenes seguidas a razón de 2,5 por segundo. Por otra parte puede captar imágenes de 3.072 x 2.048 píxeles.
Comercialmente, la opción más razonable es hacerse con el kit que incluye un objetivo de 18-55 mm, específicamente diseñado para la EOS 300D. Ahora bien, la robustez y acabado del mismo es mejorable, sin olvidar que en modo gran angular se observa una ligera deformación en los laterales.