Esta semana se presentó en Madrid el Libro blanco del desarrollo español de videojuegos 2019, promovido por la patronal de este sector, DEV. Y las cifras son alentadoras. El sector productor de videojuegos españoles facturó 813 millones de euros durante el año 2018, un 14% más que 2016. De la misma manera, incrementó su plantilla en 2018 en un 8,9%, alcanzando los 6.900 profesionales.
Además, las previsiones son favorables. Según el documento, la facturación crecerá a un ritmo anual del 10,7% hasta 2022, lo que supondría alcanzar ese año los 1.223 millones de euros. De la misma manera, calcula un crecimiento del empleo a una tasa compuesta anual (CAGR) del 12,2%. Por lo tanto, en dos ejercicios, el sector emplearía a unos 11.000 profesionales.
Como el mundo del software, el de los videojuegos requiere de estructuras empresariales grandes. En España, el 44% de la facturación del sector corresponde a las empresas con facturación superior a los 50 millones de euros. Asimismo, el 46% del empleo lo conforman aquellas empresas con una plantilla superior a los 50 empleados. En el otro lado de la balanza, las microempresas que facturan menos de 2 millones de euros y emplean a menos de 10 personas suman juntas solamente el 8 % de la facturación y el 7% del empleo.
Liderazgo claro de Cataluña
Por otra parte, la mayor parte de las empresas que hacen desarrollo de videojuegos se concentran en Cataluña, Madrid, Valencia y Andalucía. En Cataluña, que se consolida como el principal polo de la industria, se concentra el 28% de las firmas, el 53% de la facturación y el 47% del empleo. Otra realidad que evidencia el informe es que se trata de un sector muy exportador. De hecho, el 65% de los ingresos proviene de mercados internacionales, sobre todo de Europa y de Estados Unidos.