Al igual que Intel, el rendimiento económico de IBM es otro de los indicadores que dan testimonio de la situación actual de la industria TIC. El Gigante Azul ha cerrado su segundo trimestre fiscal con una caída de las ventas del 3,3% sobre el mismo periodo del año anterior, al facturar 25.780 millones de dólares. Este declive se ha debido a que las ventas en el negocio de software y en los mercados emergentes se ralentizaron durante este periodo (en Intel, también se han desinflado los ingresos de los mercados emergentes).
Pese a este descenso y a la erosión de 1.000 millones de dólares que la compañía ha sufrido por las fluctuaciones de moneda, IBM ha conseguido, no solo extraer ganancias, sino aumentarlas. El beneficio neto ha aumentado un 5,9% aportando a las arcas 3.880 millones gracias a los derechos de propiedad intelectual y una estricta política de control de costes. También, se ha beneficiado de unos márgenes más altos, sobre todo en software, resultado de haber analizado el comportamiento de sus clientes.
Tal es la confianza que tiene la compañía, que ha decidido aumentar un 2,5% los pronósticos que maneja en ganancias para el año completo. Esta subida, -prevé ganar 15,10 dólares por acción, diez céntimos más-, ha ayudado a aliviar la preocupación que tiene la industria, en general, por las inversiones en TI.