La piratería ya no acapara todo el protagonismo en un debate sobre propiedad intelectual. Tras el éxito de las plataformas de streaming legal como Spotify u Ovi Music, los problemas surgen de la dificultad de negociar los derechos de uso en cada país y entidad de gestión, lo que dificulta la puesta en marcha y desarrollo de nuevos modelos de negocios basados en el respeto a la propiedad intelectual.
Con el título Derechos de propiedad intelectual y nuevos modelos de negocio y en el marco de FICOD 2010, se celebró ayer una mesa redonda donde representantes de la administración y de la empresa analizaron las oportunidades y desafíos en la distribución de contenidos de creación, junto con la necesaria defensa de la propiedad intelectual de los creadores. Juan Junquera, director general de las Telecomunicaciones y las Tecnologías de la Información del ministerio de Industria Turismo y Comercio, encargado de moderarla, destacó la apuesta del gobierno por los contenidos digitales, sector en el que se invertirán 200 millones de euros en 2011.
En sus intervenciones, Lutz Emmerich, responsable de Spotify en España y Albert Pastore, de Nokia, coincidieron en augurar un excelente futuro para las plataformas de descarga legal de contenidos por Internet, el problema es que cada mercado y cada país tienen unas normas y unos interlocutores distintos y resulta muy tedioso y lento llegar a acuerdos.
“Estamos en 190 país pero sólo en cuarenta distribuimos música, en el resto seguimos negociando con las partes para poder hacerlo. En Europa, para lanzar un nuevo servicio lo tenemos que hacer 27 veces”, señaló Pastore, que junto a Emmerich defendió la necesidad de crear una fórmula de licencias panaeuropeas que mitigue la fragmentación de criterios. José Manuel López Bravo, representante de Prisa, abogó por la creación de una agencia arbitral para facilitar la negociación entre todas las partes y armonizar los precios y una “ventanilla única” para los creadores. Michael Mesina, de Telefónica España, habló de un nuevo modelo “que se sitúa en la cola final del long tail, ya que hay multitud de contenidos antiguos o fuera de catálogo que se están digitalizando y que se están poniendo cada día a disposición de los usuarios sin que se gestionen de forma correcta”. Por su parte, Carlos Guervos, subdirector de propiedad intelectual del Ministerio de Cultura, recordó la necesidad de abordar cambios legislativos que faciliten la aparición de nuevos modelos de negocio, que simplifiquen la gestión de la propiedad intelectual y que favorezcan la difusión de las obras, “garantizando, siempre, la protección de los derechos de propiedad intelectual en el entorno digital”.