La adopción de tecnología basada en inteligencia artificial ha sido liderado por empresas de alto rendimiento de las industrias sanitaria, automoción y servicios financieros, el resto de empresas aún no se ha decidido por esta tecnología porque aún resulta difícil rentabilizar las inversiones. McKinsey & Company ha presentado las conclusiones de un informe que analiza la evolución del negocio de inteligencia artificial en las distintas regiones, industrias y empresas realizado entre 2.398 participantes
McKinsey observa una creciente división entre las empresas de alto rendimiento y otras compañías que no han rentabilizado aún la inversión acometida. Según el informe, más del 60% de las empresas de alto rendimiento han aumentado este año la inversión en IA en todas las áreas en respuesta a la situación derivada de la crisis de la pandemia.
Según la encuesta, las compañías con una mayor aportación de la IA al EBIT experimentan un mayor crecimiento anual que el resto de empresas. El 22% de las empresas que han implementado algún tipo de AI observan un impacto positivo sobre su EBIT mayor del 5% atribuible directamente a usar AI. Asimismo, las empresas de alto rendimiento tienen el doble de probabilidades de reportar un crecimiento del EBIT superior al 10%.
A nivel de funciones marketing y ventas, estrategia corporativa y finanzas, junto a la cadena de suministro son los departamentos que registran un mayor impacto de la adopción de IA en términos económicos.
A pesar del consenso sobre los potenciales riesgos que puede acarrear la IA (tales como violaciones de privacidad, sesgos no intencionados y otros resultados negativos), la encuesta muestra que aunque muchas compañías no reconozcan todos los riesgos asociados a esta tecnología, se están impulsando las palancas para mitigar algunos de ellos. El informe destaca también que la ciberseguridad y el cumplimiento normativo son los riesgos asociados a la IA considerados más relevantes.