El movimiento debía ser perfecto. Tras las duras criticas recibidas por la mala gestión del pasado año, se suponía que un cambio en la cúpula de la compañía de las Blackberrys daría el golpe de efecto necesario para corregir la espiral descendente en la que había caído la multinacional en los últimos tiempos.
Los anteriores CEOs (y fundadores) Lazaridis y Balsille estaban en el punto de mira. Muy criticados por la mala gestión de la compañía, que había sufrido dos caídas masivas del servidor hace unos meses, los retrasos en la salida al mercado del nuevo sistema operativo BB10, los malos resultados de ventas de la Playbook y por no haber sido capaz de hacer frente a la devastadora competencia de Android y iPhone, eran señalados como los principales responsables de la mala situación de la compañía.
Para afrontar la nueva etapa se decidió nombrar como CEO al anterior director de operaciones Tharsten Heins, quién ha declarado que de ahora en adelante la compañía se centrará en mejorar la comunicación con sus clientes, en especial en Estados Unidos. En este mercado la firma ha perdido una considerable cuota de negocio en detrimento de sus principales competidores iPhone y Android. Asimismo Heins ha declarado que se contratará un director de marketing de inmediato y aumentará su capacidad en el área de ejecución de productos.
Pese a las buenas intenciones de la nueva dirección, los mercados se han mostrado escépticos a dichas medidas. Prueba de ello ha sido que en la mañana de ayer, las acciones de RIM sufrieron un batacazo excepcional, descendiendo por encima del 7% y llegando a tocar los 15€ por acción.