Cataluña ha sido históricamente uno de los motores económicos de España. El desarrollo que tuvo a finales del siglo XIX y durante el siglo XX, fue paralelo a la consolidación de una burguesía industrial y comercial y de una sociedad civil que lograron convertir la región en la más vertebrada del país durante décadas. Este empuje llega hasta el día de hoy, aunque las diferencias con respecto a otras zonas del territorio español ya no son abismales y en algunos casos se han reducido a la mínima expresión. De hecho, Cataluña se disputa hoy con Madrid el liderazgo económico. Según los últimos datos, ambas comunidades autónomas tienen un peso muy parecido en el PIB (en torno al 18% y cerca de 200.000 millones de euros anuales). En las últimas décadas, la región, y sobre todo el cinturón industrial barcelonés, ha sufrido los rigores de la globalización, con la deslocalización creciente de la producción en busca de menores costes y mano de obra más asequible. Este proceso ha mermado las posibilidades de la industria manufacturera y electrónica que durante la segunda parte del siglo pasado se asentó en la región. En 2010, el cierre de la fábrica de Sony Viladecavalls (Barcelona) supuso el último capítulo del desmantelamiento de la industria electrónica, un proceso iniciado a principios de los 90. En 20 años, Grundig, Sanyo, Samsung, Panasonic, Braun o Pioneer, además de HP, que mantiene el diseño y el I+D de grandes impresoras en Sant Cugat, pero que también trasladó su fabricación a Asia, han salido de Cataluña en busca de costes más bajos.
Precisamente, en esta caída puede estar una oportunidad para el sector tecnológico, que podría coger el relevo del segmento industrial en el medio y largo plazo. Una de las iniciativas estrella para facilitar esta transición ha sido la puesta en marcha del proyecto 22@Barcelona, que tiene como objetivo convertir en el suelo industrial de Poblenou, en el centro de Barcelona, en un distrito tecnológico donde trabajen más de 150.000 profesionales (por el momento lo hace un tercio). En el ámbito de las nuevas tecnologías, ha aparecido, además, un movimiento emprendedor interesante alrededor de las aplicaciones móviles para iOS o Android, así como en torno al marketing digital. Adicionalmente, y para apuntalar esta tendencia, Barcelona se convierte cada invierno en capital mundial de la industria de la telefonía móvil al acoger el Mobile World Congress, que congrega a más de 60.000 profesionales y varios miles de consejeros delegados de las firmas más importantes del planeta. Además, el evento deja a la ciudad más de 200 millones de euros. En cualquier caso, el peso de Cataluña en el sector informático y de las comunicaciones nacional es ya de por sí relevante. Es claramente el segundo mercado regional, aunque la distancia con el primero, Madrid, es significativa. Según datos de Ametic, en Cataluña tienen sede 5.200 empresas del hipersector de las TIC, un 21,3% del total de las que operan en España. De ellas, 3.200 son firmas de informática, un 22% del total. En términos de empleo, las 43.000 personas que trabajan en la región en el ámbito informático también suponen un 22% del total nacional. En el subsector de las telecomunicaciones, Cataluña acoge a 42 compañías, un 22,5% del total.