Mano a mano con la inteligencia artificial

Todos los estudios de tendencias y las encuestas contemplan la inteligencia artificial en sus quinielas. Los datos de los analistas apuntan que este mercado se duplicó o triplicó el año pasado. Resulta urgente subirse a este tren y dotar al negocio de funciones cada vez más inteligentes. Hagámosle sitio al nuevo compañero de trabajo

Publicado el 11 Feb 2019

Inteligencia artificial y robotización.

En sus predicciones de cloud para 2019, Fujitsu señalaba ocho tendencias fundamentales y, entre ellas, situaba a la ‘IA en el corazón de todo’. Para la firma nipona, no cabe pensar en la inteligencia artificial como una tecnología aislada, sino que va a liderar -y de hecho lideratecnologías que establecen las reglas de juego digitales, como son blockchain, machine learning, IoT, análisis de datos y automatización de procesos robóticos.

Su adopción paulatina pero constante tendrá como consecuencia que todo se volverá “inteligente y habilitado”, como explica la citada fuente, que se muestra tajante: “Cuando se combine con Robotic Process Automation, por ejemplo, la IA tendrá un gran impacto en la efectividad de las operaciones de negocio diarias, a través de una mayor simplicidad, automatización, velocidad y servicio, todo esto logrado a un menor coste”.

Pero también la IA ejercerá de árbitro en el ámbito del cloud computing. Según Fujitsu, será el garante de que todo funcione sin traumas: “Las interrupciones en cualquier plataforma cloud serán menos importantes porque las operaciones habilitadas para IA cambiarán automáticamente a los clientes a un hiperescala alternativo, y luego los moverá de nuevo cuando la nube seleccionada vuelva a aparecer, sin involucrar a ninguna persona”.

En este mismo punto incide NetApp, para quien un conjunto cada vez mayor de herramientas para servicios y software basados en IA (principalmente en el cloud) facilitará el desarrollo de esta tecnología. “Esto permitirá a las aplicaciones basadas en IA proporcionar alto rendimiento y una gran escalabilidad, tanto dentro (on premise) como fuera de las instalaciones (en cloud), además de ser compatibles con múltiples protocolos de acceso a datos y con nuevos y diferentes formatos de datos”, señala la firma de almacenamiento.

Corriente imparable

Estos argumentos tecnológicos y otros más están calando en el tejido empresarial. Mayoritariamente las empresas han emprendido su particular cruzada, apremiadas por un clima de opinión generalizado de que la “IA ha llegado para quedarse quedarse”. Al menos así lo refrendan grandes analistas, como Gartner o McKinsey, con datos sintomáticos. Según el primero, el número de organizaciones que han implementado IA ha crecido un 270% en los cuatro últimos años y, especialmente en 2018, se ha producido una aceleración, de tal manera que esta ratio se multiplicó por tres.

Chris Howard, vicepresidente de Investigación de Gartner, advierte a los CIO de que “si su organización no hace uso de inteligencia artificial, es muy probable que las empresas de la competencia lo hagan, y esto debería preocuparles seriamente”. Los datos que aporta McKinsey vienen a subrayar esta certeza: “La adopción de IA impacta positivamente en el negocio”. Su último informe señala que en 2018 se ha multiplicado por dos el número de empresas que han incorporado al menos una capacidad de IA en sus procesos de negocio, “certificando así la rápida expansión de esta tecnología en un entorno cada vez más digital”, puntualiza.

El 70% de las grandes empresas mundiales que utilizan IA forman en ética a sus especialistas

Hay que contener los maximalismos: “A pesar del crecimiento del último año, el número de organizaciones que usan esta tecnología de forma global sigue siendo moderado”. Así, el 47% de los encuestados por McKinsey afirma que sus empresas han incorporado al menos una capacidad de IA en sus procesos de negocio (frente al 20% en 2017), mientras que un 30% dice que sus compañías están implementando programas piloto. Tan solo el 21% manifiesta que sus organizaciones han integrado la IA en varias divisiones de negocio.

De igual manera, hasta el momento la inversión en IA aún sigue siendo una parte relativamente pequeña del presupuesto que las empresas dedican a tecnología digital: más de la mitad de los participantes, un 58%, asegura que sus compañías destinan menos de una décima parte del presupuesto digital a la IA, aunque siete de cada diez encuestados espera que la inversión en este campo aumente en los próximos dos años. Pero hay que aferrarse a los resultados, “las compañías que la están aplicando ya pueden ver sus beneficios: el 41% considera que ha generado mucho impacto y otro 37% que ha tenido un impacto moderado”.

Cambio cultural profundo

Sea como fuere, el mundo de la empresa se reacondiciona y no lo reconocerán ni sus propios augures. Nace una nueva cultura y unos nuevos conceptos definidos por un cambio que va más allá de lo digital para entrar en una era en la que todas las interacciones están marcadas por la tecnología. Un estudio de Accenture Future Systems apunta que “las empresas necesitan sistemas sin límites, adaptables y esencialmente humanos para prosperar en un mundo en cambio constante”. Deben, en consecuencia, empezar a diseñar sistemas que se ajusten a las personas y puedan interactuar con ellas, y no esperar lo contrario.

Pero no es sencillo, se produce un totum revolotum pues “muchas compañías encuentran dificultades al contar con un entramado de aplicaciones y talento basado en tecnologías pasadas. Al mismo tiempo, se encuentran rodeadas por un entorno, cada vez más competitivo, conformado por tecnologías con gran poder de computación, una corriente continua de datos y una infinidad de nuevos usos de la IA y de las tecnologías del Internet de las Cosas (IoT)”.

Las compañías necesitan evolucionar hacia enfoques más ágiles, resilientes y experimentales. Esto requiere nuevas maneras de pensar, trabajar e innovar, con equipos y talento que se pueda adaptar a la rápida evolución de la tecnología. El estudio recomienda a las empresas que dejen de ver sus aplicaciones, infraestruc- turas y empleados como entes independientes, y los consideren sistemas vivos e interconectados.

Para Mercedes Oblanca, directora general de Accenture Technology en España, Portugal e Israel, la receta pasa por contar con “sistemas preparados para el futuro que ya es el presente, formados por una combinación de aplicaciones, datos e infraestructuras gestionados de forma inteligente. Un talento colaborativo entre personas y máquinas apoyado por un ecosistema tecnológico como nunca antes había existido”.

Aquí llegamos al territorio de las soft skills, como insta el World Economic Forum en su trabajo ‘Futuro del Trabajo’, “el cambio en el tipo de habilidades que necesitan las empresas en roles tradicionales es cada vez más rápido en todos los sectores, por lo que aumenta la urgencia de innovación y proactividad para desarrollar nuevas habilidades y gestionar el talento”. Desarrollar las soft skills aumenta la productividad en un 12%, incrementa la retención de personal en un 10% y ofrece un retorno de la inversión del 250%. Entre esos nuevos valores que no entienden de género, desde Cornerstone OnDemand, apuntan cuatro determinantes como son la inteligencia emocional, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico y la capacidad de abordar los problemas.

Un nuevo escenario ético

Todos estos vectores llevarán consigo un inédito escenario competitivo, cuando la inteligencia artificial y el machine learning se integren plenamente en los procesos corporativos. Un nuevo aforismo se impone: “Hacer un producto o servicio más barato y mejor ya no es la fórmula para asegurar el éxito empresarial”. Un estudio de Credit Suisse revela que la edad media de una compañía en el índice Standard & Poor’s 500 ha bajado de los 60 años en 1950 a menos de 20. Casi la mitad de las compañías del Fortune 500 han pasado a mejor vida en los últimos 20 años y el 40% de los integrantes actuales “habrán desaparecido en los próximos años”, predice a modo de epitafio la entidad financiera.

Como si fuera un ente vivo, la inteligencia artificial va creciendo y evolucionando más allá de la simple tarea de recuperar información. Su papel, abundan los expertos, es cada vez más importante, dado que “los sistemas inteligentes toman miles de millones de decisiones cada día que afectan a diversos aspectos de nuestras vidas, como quién recibe un préstamo o quién es más óptimo para ser contratado”.

Ahí puede ser preocupante que los algoritmos incorporen prejuicios o sesgos relacionados con el sexo, la raza o la religión. Es este un aspecto muy delicado, pues toca con factores éticos difíciles de conjugar. “Una generalización demasiado rápida y rotunda de la IA puede ser peligrosa, ya que es posible que el proceso de desarrollo de software no se ejecute con la diligencia debida”, previenen los expertos. Entre ellos, Joanna Bryson, prestigiosa profesora de la Universidad de Bath (Reino Unido), quien pide que “nos responsabilicemos de las consecuencias de nuestro software y decidamos cómo se va a integrar la IA en nuestras vidas”.

Un dato que invita a pensar sobre quién maneja el volante llega de la mano de Forbes. Y es que el 70% de las grandes empresas mundiales que utilizan IA forman en ética a sus especialistas en la materia. En su mayoría, estas organizaciones consideran esencial capacitar a sus tecnólogos en esta materia y más de la mitad cuenta con comités de ética para revisar el buen uso de esta tecnología con el fin de evitar el trato discriminatorio e injusto de las personas.

Botellines de cerveza de Estrella Galicia.
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Estrella Galicia, IA a pedir de boca

Estrella Galicia ha puesto en marcha un proyecto pionero en España al integrar en su operativa diaria el asistente virtual de Amazon, Alexa, una aplicación de inteligencia artificial (IA) activada por voz con la que sus usuarios pueden obtener datos de la plataforma de análisis de MicroStrategy. Con este proyecto, Estrella Galicia viene a reinventar la manera en la que se desarrolla el trabajo en la oficina facilitando el acceso a su central de datos a través de inteligencia artificial.

Al utilizar al asistente de voz virtual de Amazon, los responsables de la toma de decisiones reciben respuestas precisas sobre un ingente volumen de información. Esto conlleva ahorros de tiempo en la manera que los empleados realizan consultas de análisis de datos y también mejora la accesibilidad a reportes de ventas o conclusiones de negocio, eliminando ineficiencias operativas y aumentando la productividad. En esta primera fase de implantación de MicroStrategy-Alexa, la alta dirección de Hijos de Rivera obtendrá una mejor visibilidad del rendimiento de su negocio, al acceder de forma instantánea al volumen diario de ventas, facturación y precios por canales, zonas comerciales, clientes, familia de producto y marca, así como comparativas con el presupuesto del año anterior.

En una próxima fase, la compañía tiene previsto extender el uso de la aplicación a otras áreas de negocio en las que se necesite información de forma ágil y acelerada. Juan José Delgado, Chief Digital Officer de Hijos de Rivera, señala que “continuamos impulsando la plataforma MicroStrategy, no solo con inteligencia artificial activada por voz, como es el caso de Alexa, sino también con el uso de la tecnología de generación de lenguaje natural para producir narraciones inteligentes que describan los análisis que nuestros empleados están viendo. Nuestra estrategia de análisis empresarial es un gran paso adelante para convertirnos en una empresa más inteligente”.

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Rufino Contreras

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