La pandemia de la Covid-19 ha producido cambios a todos los niveles. Desde la urbanización de las ciudades (ahora se buscan más los espacios abiertos, las terrazas y los jardines) a la forma de viajar o la manera de organizar el trabajo en las compañías. En el ámbito laboral, la crisis sanitaria popularizó el teletrabajo y luego ha dejado en muchas empresas esquemas híbridos (de trabajo presencial y en remoto) que han llegado para quedarse.
Una encuesta de Samsung de principios del año pasado lo decía muy claro: los españoles no quieren oír hablar de un esquema de trabajo consagrado enteramente a lo presencial. El estudio de Samsung aseguraba que hasta un 87% de los españoles no se ven volviendo a la oficina de lunes a viernes, y de 9 a 6.
En la batalla por captar y retener talento, las empresas están teniendo que adaptar sus esquemas para ofrecer a sus profesionales flexibilidad horaria y para darles la opción que se sean estos los que elijan el lugar desde el que quieren desarrollar su labor. De otra manera se arriesgan a perder al mejor talento. En el sector informático, donde la batalla por encontrar el perfil idóneo es encarnizada, la flexibilidad ya no es un asunto negociable.
Debe estar en el paquete de condiciones que se ofrece a un candidato, sí o sí. Según datos de principios de este año de Joppy, plataforma de reclutamiento de programadores, el 31% de las empresas en España que buscan estos perfiles consideran el teletrabajo como un requisito indispensable para atraer potenciales empleados. Asimismo, el teletrabajo es la opción preferida por el 80% de programadores.
En el sector informático, donde la batalla por encontrar el perfil idóneo es encarnizada, la flexibilidad ya no es un asunto negociable
El teletrabajo y el horario flexible se imponen como reclamos al seguro privado de salud, las ayudas para guardería, el ticket restaurante, tan valorado en otra época, o el pago del gimnasio. Con el teletrabajo los empleados sobre todo buscan una mejor conciliación de la vida laboral y familiar, un asunto que no parecía tener solución hasta la llegada de la Covid-19. Sobre todo anhelan esta conciliación los que tienen hijos. También prefieren el teletrabajo los que tienen dos residencias y prefieren pasar ciertos periodos durante el año en su segunda casa.
El fenómeno de la gran dimisión (o great resignation), muy importante en Estados Unidos y que ha tenido eco en el resto del planeta, llevó a millones de profesionales a reconsiderar sus prioridades. Muchos empezaron a dudar de que el trabajo fuera lo más importante en sus vidas. Y ello está obligando a las empresas a responder y a ofrecer a sus plantillas la mejor experiencia posible en el entorno laboral.
Datos de Konica Minolta insisten en que es la generación Z la que más valora la nueva flexibilidad. Los centennials (los nacidos aproximadamente entre 1994 y 2009) son los más proclives a cambiar cada poco tiempo de ocupación y los que más reclaman horarios y ubicaciones flexibles a la hora de aceptar un puesto.
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Algunas grandes tecnológicas son reticentes
Aunque muchas empresas han entendido que los empleados valoran mucho la posibilidad de trabajar en remoto, parcial o totalmente, algunas compañías de referencia no han digerido bien el tema y consideran que afecta al compromiso de la plantilla, el vínculo con los valores corporativos o el intercambio de ideas, entre otras cosas. Es el caso de Amazon, que a mediados de febrero envió una nota a sus empleados defendiendo la presencialidad y anunciándoles que a partir del 1 de mayo deberían pasar al menos tres días a la semana en la oficina.
En Apple el teletrabajo también ha sido un asunto controvertido, con una empresa que siempre se ha mostrado beligerante, y con unos empleados que piden jornadas adaptadas a sus necesidades
También el pasado verano Elon Musk envió un comunicado a su plantilla defendiendo el modelo presencial. En este caso, el jefe de Tesla abogaba por que los empleados pasaran al menos 40 horas a la semana en la oficina. En Twitter Elon Musk también reclamó el fin del trabajo remoto.
En Apple el teletrabajo también ha sido un asunto controvertido, con una empresa que siempre se ha mostrado beligerante, y con unos empleados que piden jornadas que se puedan adaptar a sus necesidades y que han respaldado su posición alegando que la productividad y la trayectoria de la empresa no se ha resentido en los últimos años. Es un debate que lleva abierto desde casi el comienzo de la pandemia y que seguirá dando que hablar en el futuro.
Evolución del teletrabajo en España
El teletrabajo dejó de ser una rareza en España con la irrupción de la Covid-19 y el confinamiento obligatorio de la población. En 2019, antes de la crisis sanitaria, menos de un 5% de los empleados operaban en remoto en España. Pero en el segundo trimestre de 2020, cuando el Gobierno mandó a todo el país a casa para frenar los contagios, la cifra se disparó hasta un 16% de los ocupados, es decir, unos tres millones de ciudadanos. Un registro que había bajado a la mitad a finales de 2021. Los últimos datos, de principios de este año, dicen que alrededor de un 6% sigue trabajando total o parcialmente desde su hogar.