Este es el segundo trimestre consecutivo de avance delProducto Interior Bruto, después de seis trimestres de caídas. Entre enero y marzo, la economía creció un 0,1 por ciento. Esta mejora se explica porque la caída de la demanda interna se ha atenuado gracias al repunte del consumo privado del 0,7 por ciento, aunque el sector exterior vio reducida su aportación al crecimiento, que fue de seis décimas.
El boletín subraya que en este periodo se mantuvo una pauta de recuperación similar a la del primer trimestre, en un momento en el que la volatilidad de los mercados siguió siendo acusada. La evolución económica estuvo marcada por la inminente finalización de algunos programas de apoyo público al gasto, como el 2000E para la compra de automóviles, cuyo presupuesto se agotó a mediados de mayo, y la subida del IVA de julio, que hizo que se adelantaran muchas decisiones de gasto.
A partir de ahora, sin esos efectos, el consumo podría atenuar su avance, en un contexto de menor renta disponible tanto del lado salarial como por la actuación de las administraciones, que empiezan a retirar algunas medidas de impulso.
Por eso, ante la subida del IVA, Bruselas prevé que en el tercer trimestre del año España vuelva a registrar una caída del PIB.
En cualquier caso, el restablecimiento de la confianza y un panorama “menos incierto” sobre las perspectivas del mercado de trabajo, con la reforma laboral ya en marcha, serían “ingredientes fundamentales” para una recuperación sostenida del consumo.
En cuanto a la inversión empresarial en su conjunto, siguió mostrando contracción, debido a las dificultades de financiación y a la necesidad de algunos sectores de reducir su elevada deuda.
El Banco de España no es optimista sobre la inversión en un futuro inmediato, y cree que la restricción del crédito y la incertidumbre sobre la intensidad de la recuperación seguirán frenando los proyectos empresariales.
