Cómo diseñar el lugar de trabajo ideal

Mark Dixon, CEO de Regus plc.

Publicado el 25 Ago 2010

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Existe un problema común en la mayoría de los lugares de trabajo que imponen una cultura que a menudo lleva al desgaste. Esto se refleja el entorno en el que se mueven cada día: mobiliario, iluminación, colores neutrales y actitudes, todo ello habla de jerarquía y de uniformidad. En lugares como estos hay poco margen para la inspiración individual y el rendimiento. La forma en que está diseñado un lugar de trabajo puede influir de forma decisiva en la manera de plantearse el trabajo. Hay que pensar más allá del espacio físico. Google, con su famosa cultura de colaboración, sería de las principales empresas que realmente se preocupan por fomentar el disfrute, la creatividad y la expresión en el lugar de trabajo. Si bien el estudio del diseño del lugar de trabajo todavía está en sus comienzos, ya sabemos que cosas tan simples como una buena iluminación y una luz natural adecuada pueden contribuir a reducir el absentismo alrededor de un 15% y a aumentar la productividad hasta un 20%. Otro elemento esencial es consultar a los especialistas en TIC y en gestión de instalaciones para que cada cual optimice el espacio, los equipos y los programas informáticos que necesitan para realizar su trabajo. En Regus nos asesoramos preguntando a nuestros clientes para asegurarnos de que tienen lo que necesitan. Este tipo de organización sólo se consigue satisfactoriamente si se delega el control a los empleados. También necesitan espacios comunes para las pausas, así como salas de reuniones, tanto de conversaciones informales como de reuniones programadas. El último factor se trata de que el espacio de trabajo sea una fuente de inspiración a través de la vista y de los demás sentidos. Así que hay que poner algo de color: paredes de colores intensos, cuadros, fotografías u objetos y algunos efectos, como el correr del agua. En mi opinión, el cerebro tiene cuatro necesidades esenciales para su espacio de trabajo físico: posibilidad, energía, tranquilidad y flexibilidad. Espacios abiertos, juegos, mesas, comida y bebida, mejoran la sensación de posibilidad. Los colores, los objetos y las personas en movimiento crean energía; pero también tiene que haber espacios tranquilos en rincones apacibles. Por último tiene que haber flexibilidad, que supone no sólo espacios y equipos adaptables, sino un mecanismo de consulta para saber si el lugar de trabajo sigue siendo el adecuado para las personas que lo utilizan y en la forma en que lo necesitan.

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