Por Carlos Aldama, perito ingeniero informático y director de Aldama Informática Legal.
Los últimos datos de la Fiscalía, que muestran un aumento de 71% en los delitos informáticos durante 2014, no son muy halagüeños en cuanto a la lucha contra la ciberdelincuencia se refiere. Estos casos cada vez son más comunes, una situación impulsada por el crecimiento de usuarios, el abaratamiento de las conexiones y, en definitiva, por el mayor acceso a internet. Y con esto, el principal problema que nos encontramos es que esta alza no va acompañada de acciones dirigidas a los dos campos en los que hay que actuar: concienciación y una mejor legislación.
Avanzar en estos aspectos supondría una mejora de los tiempos y un mayor control (que no censura) del tráfico existente. Sin embargo, su ausencia, lo que genera es que por falta de pruebas obtenidas mediante pericias informáticas, exceso de burocracia y desconocimiento en la materia, se está dejando escapar a los ciberdelincuentes.
¿Qué se puede hacer? Concienciación, concienciación, concienciación, y una regulación del sector unida a un aire fresco legislativo que ofrezca agilidad en la lucha contra la ciberdelincuencia. Por una parte, las leyes están varios pasos por detrás de la situación actual y las carencias son claras: falta una gran conexión entre todos los estamentos, falta rapidez en la gestión y falta mejores acuerdos entre los países para atajar este tipo de delitos.
Y lo más importante, no existe conciencia de la era digital en la que estamos. Los usuarios no son conscientes de toda la información que comparten en Internet y muchísimo menos de los pocos medios que usan para guardar su privacidad. Es preciso educar al usuario para que conozca los riesgos de los medios tecnológicos. Evidentemente, esto se debe enfocar a pymes y personas por su vulnerabilidad, pero las grandes corporaciones también están compuestas por personas igualmente expuestas a vulnerabilidades.
En definitiva, se debe hacer una sensibilización global y amigable para llegar a todos los sectores, no asentada en mostrar los peligros mediante el miedo, sino una concienciación a través de la oportunidad, el conocimiento y de la tranquilidad.
Por último, otro paso necesario es impulsar el peritaje informático forense, ya que es prácticamente la única manera de recabar las pruebas del crimen antes de que ‘caduquen’. De esta manera se adelanta gran parte de la burocracia y se asegura que las evidencias digitales no hayan sufrido modificaciones y muestren la realidad del suceso.
