Todos los días escuchamos hablar de la transformación digital en los círculos profesionales y en los medios, y todos inciden en la importancia de transformar la empresa para poder afrontar los desafíos de un futuro digital. La transformación digital es un cambio en la empresa, tanto tecnológico como cultural que aporta grandes beneficios.
Como todo cambio, esto no es un proceso sencillo, pero las ventajas superan a los inconvenientes. La integración de la tecnología en los procesos empresariales permitirá interpretarlos y reaccionar de forma adecuada, reduciendo la complejidad de los mismos y aumenta el rendimiento al aprovechar los recursos de TI de la empresa para ser más competitiva, rápida e inteligente.
Iniciar este proceso de evolución tecnológica requiere superar ciertas barreras internas. Desde el punto de vista tecnológico está claro, hay que adoptar nuevas tecnologías. Por otra parte, existe un componente cultural. Los empleados deben adaptarse a la nueva tecnología y aceptar los cambios. Así mismo tenemos un componente de seguridad. El acceso a proveedores externos y clientes puede ayudar a reducir costes, acelerar ciertas interacciones y evitar errores humanos
A pesar de esto, la transformación digital es posible. Implementar tecnologías cloud, de movilidad, analytics, social media o IoT son clave en los procesos de transformación digital, pero también son un reto. Estas tecnologías manejan gran cantidad de datos y recurrir a tecnologías open source permitirá sincronizar y gestionar los datos de forma más sencilla a través de sistemas basados en la nube, ayudándonos a superar el proceso de forma exitosa.
Iniciar el viaje hacia la trasformación y construir una buena base desde donde partir no implica despojarse de todo y empezar desde cero. Cierto nivel de integración con los viejos sistemas es necesario, siendo importante valorar qué aplicaciones se deben mantener en un sistema heredado, qué funcionalidades tienen que ser replicadas y cuáles deben ir en una nube pública o privada. Un primer paso para crear una correcta infraestructura que nos permita desplegar nuevas tecnologías, es el uso de software open source.
A parte de la flexibilidad y el ahorro de costes que este tipo de software aporta en cuanto a licencias y dependencia de software propietario, la posibilidad de tener acceso a una gran comunidad de desarrolladores posibilita la adopción de funcionalidades adaptadas a las necesidades de la propia empresa, proporcionando rendimiento y escalabilidad, y ayudando así a crear un entorno de mejora continua.
En este mundo en el que los clientes están esperando que las empresas presenten novedades, las empresas que se hayan sumergido en el proceso de transformación digital podrán responder rápidamente ante las nuevas necesidades de los clientes, nuevas ideas, nuevas capacidades y características de sus servicios, y como resultado serán capaces de retener tanto a sus clientes como el talento dentro de sus empresas.