Cada año que comienza nos hacemos la misma pregunta: ¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico en 2014? La respuesta no parece complicada a priori: el reto de los proveedores de tecnología es, como siempre ha sido, generar servicios y soluciones tecnológicas de valor en los que las organizaciones estén dispuestas a invertir porque les permitan ser más competitivos. Ya lo anticiparon IDC y Gartner en diciembre: el cloud quedó consolidado como una realidad para los responsables de TI en 2013, pero continuará adaptándose a las nuevas realidades.
Lo que parece claro es que para que esos servicios y soluciones tecnológicas sean verdaderamente útiles para las organizaciones deberán estar cada vez más orientados a objetos: cómo crear un software más productivo, gestión de bases de datos, permitir una mayor intereoperatividad. Su potencial para reducir costes y mejorar la productividad y la efectividad es infinito.
Esta realidad, está produciendo un incremento en la demanda de consultoría y formación, como consecuencia estamos viendo emerger la figura del facilitador de cloud o “cloud broker”. Se trata clientes clave, revendedores de valor añadido y agregadores de sus servicios cloud, figuras clave que se sitúan entre el proveedor cloud y el usuario final, con el objetivo de optimizar la adopción de la plataforma que mejor se ajuste a sus necesidades. Las compañías demandarán a este tipo de perfiles para llegar a alcanzar un modelo de nube dinámica con garantías de integración e interoperabilidad.
La nube es ya parte fundamental del axioma entre movilidad y almacenamiento, lo que continuará impulsando el uso de las apps. La evolución de la capacidad de los dispositivos móviles continúa incrementándose, con lo que las apps, tradicionalmente apoyadas en la capacidad de computación y almacenamiento de los servidores remotos, se reorientan hacia el intercambio del resultado final de la aplicación para ofrecer nuevas y mejores características y funcionalidades, o, lo que es lo mismo, self-contained apps. Por la parte de almacenamiento, el incremento de datos nos llevará a nuevas ofertas y soluciones más eficientes y, de nuevo, con mayor capacidad de interactuación con otros sistemas.
Los centros de datos tienden a gestionarse de forma automatizada a través de software, a través de los software-defined data centers. Progresivamente, las intervenciones físicas en los CPD pasarán a ser historia y todos los elementos de la infraestructura, como conectividad, almacenamiento, CPU y seguridad, estarán virtualizados como servicio.
Si hay una tendencia que se mantiene y que está llamada a acompañarnos a lo largo de este frenético devenir tecnológico es la preocupación por la seguridad de la información. El volumen y la variedad de ataques informáticos, junto con las necesidades crecientes de sentirse seguro (especialmente en lo que se refiere a privacidad) han supuesto un cambio de paradigma a lo largo de 2013. En 2014, vamos a ver muchos proveedores traduciendo esas necesidades a características específicas de sus productos y servicios. Las soluciones de seguridad basadas en aplicaciones cloud SaaS facilitarán el acceso a estos servicios de seguridad a cualquier empresa, independientemente de su tamaño.
Para quienes trabajamos en el sector tecnológico, hablar de retos es hablar y actuar en presente. Quizás el nuestro sea el ámbito al que con más certeza se aplica la frase del economista Philip Kotler: “el futuro no está por venir. Ya llegó”.