Ellas pueden
Hace unos años el consejero de innovación del gobierno vasco me comentaba en el transcurso de una entrevista que estaban sorprendidos y preocupados por la carencia de talento femenino en carreras STEM. “Las cifras son peores que en los años 80”, aseguraba.
Esta afirmación demuestra que la ausencia de mujeres en grados tecnológicos, experimentales y científicos es una problemática que ha empeorado en los últimos años por razones difícilmente explicables. La estereotipación de género en las redes sociales, la apuesta del sector gaming por un patrón masculino, el fomento de un modelo normativo o la ineficacia en las campañas de atracción de talento femenino podrían explicar el aumento de la brecha en los últimos años.
Para remate, la pandemia ha contribuido también a incrementar el desfase entre puestos vacantes y oferta de empleo TI y escasez de talento femenino. Un estudio de Exertis asegura que en España hacen faltan, al menos, 120.000 mujeres de perfil profesional IT. En un contexto en el que 7 de cada 10 empresas afirman tener problemas a la hora de incorporar el talento que necesitan, esta escasez de talento femenino se agudiza con el constante crecimiento de la demanda de especialistas TIC en España.
La pandemia empujó a muchas mujeres a dejar sus empleos voluntaria o involuntariamente y frenó los esfuerzos por cerrar la brecha de género. En este sentido, ante la falta de perfiles para satisfacer las necesidades, compañías como Exertia proponen los nuevos modelos de desarrollo de competencias para puestos específicos y de gran demanda, que permiten a las compañías incorporar las personas que necesitan de manera ágil, los conocidos como bootcamps. ¡Ojalá funcionen!
En un post de Linkedin escrito por mí en Linkedin reflexionaba sobre el aumento de opiniones contrarias a la idea de promover la incorporación de la mujer a puestos TI ante el “supuesto” convencimiento de que muchas de ellas prefieren desempeñar profesiones más femeninas, asociadas a la moda, la atención socio-sanitaria o la enseñanza de niños y jóvenes. En el debate, un compañero periodista aseguraba que quizás se está haciendo tanto hincapié en que las niñas “deben” (en lugar de “pueden”) estudiar para dedicarse a profesionales relacionadas con STEM que paradojicamente esto puede estar causando un rechazo.
Otra compañera aseguraba que el problema está en cuando las mujeres ni siquiera lo consideran una opción. “No creo que muchas quieran desempeñar profesiones femeninas como si fuera algo que va en el género. Para mí se trata de educación”.
Estoy de acuerdo.