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Inteligencia artificial: ¿mito o realidad?



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Por Daniel López Paíno, director de la unidad de negocio HCM en Iberia y de midmarket en España de Cegid

Publicado el 28 ago 2024



Daniel López Paíno, Cegid
Daniel López Paíno, Cegid

Estamos atravesando tiempos difíciles en el mundo de los negocios, y es esencial reconocer las oportunidades que la tecnología está creando. La inteligencia artificial representa la mayor revolución desde la llegada de internet, y nadie puede permanecer ajeno a esta nueva forma de interactuar con la tecnología, tanto en lo personal como en lo profesional.

Aunque aún estamos explorando y descubriendo todas sus posibilidades, la IA ya está generando una profunda transformación en cómo accedemos a la información, cómo trabajamos, cómo nos comunicamos con los sistemas y cómo gestionamos nuestras actividades diarias. Esta ola de transformación lleva muy poco tiempo, pero ya podemos ver numerosas aplicaciones que están transformando nuestra vida diaria. Por lo tanto, es crucial democratizar esta tecnología y entender que la IA va a provocar una transformación empresarial sin precedentes.

Evolución, sí; pero útil, ética y segura

Naturalmente, todas las grandes transformaciones conllevan un impacto, y en el caso de la IA este debe ser regulado para garantizar que los sistemas utilizados sean seguros, transparentes, trazables, no discriminatorios, respetuosos con el medio ambiente y supervisados por personas en lugar de automatizados, con el fin de prevenir consecuencias negativas. Estos son los principios clave de la directiva europea incorporada en la Ley de Inteligencia Artificial, que enfatiza la seguridad tecnológica, una preocupación debería ser fundamental para todas las empresas que desarrollan herramientas basadas en IA.

La ética debe ser un pilar esencial en el progreso económico, social, cultural y tecnológico. Las soluciones de inteligencia artificial pueden ser valiosas al automatizar tareas repetitivas, como la recopilación y validación de datos o la detección de errores, permitiendo a los profesionales enfocarse en actividades que requieren creatividad y pensamiento crítico. Esto no solo mejora la eficiencia, sino que también aumenta la satisfacción y el compromiso de los empleados al contribuir más significativamente al crecimiento de la organización.

La innovación es clave, pero debe estar guiada por un enfoque práctico que priorice soluciones útiles, seguras y alineadas con las necesidades estratégicas de las empresas. En un entorno donde la IA es cada vez más relevante, es crucial que los líderes empresariales identifiquen tecnologías que aporten un valor real y sostenible, evitando las modas pasajeras. La adopción de estas tecnologías debe garantizar un impacto positivo y duradero, siempre en sintonía con los objetivos de la organización.

Se habla mucho de IA, pero pocos la utilizan realmente

Según el informe de ‘La Década Digital 2024’ presentado recientemente por la Comisión Europea, el 9,2 % de las empresas españolas implementaron soluciones con IA en 2023, superando el 8% de la media europea. Además, la hoja de ruta para la digitalización del país incluye 67 medidas y un presupuesto total de 33.750 millones de euros (equivalente al 2,3 % del PIB).

Dado que la nube es la base para utilizar aplicaciones potenciadas por IA, somos conscientes de que aún queda mucho camino por recorrer en este sentido. Las empresas de toda Europa necesitan acelerar la adopción de la tecnología en la nube, porque solo así podrán aprovechar todo el potencial que la IA aporta a la gestión empresarial.

La clave puede estar en apostar por los sistemas que las empresas ya utilizan. Al fin y al cabo, según el mismo informe, el 91,2% de las grandes empresas utiliza software ERP para compartir información entre varios departamentos y, en el caso de las pymes, esta cifra es del 50,8%. Si utilizamos este tipo de software como medio para extender la adopción de la nube, así como el uso de la IA, podremos alcanzar los objetivos que Portugal se ha fijado.

Es fundamental que las organizaciones no se dejen llevar únicamente por las novedades, sino que evalúen cómo estas innovaciones se alinean con sus objetivos estratégicos

Los objetivos planteados en el proceso de digitalización son ambiciosos, pero es fundamental respetar el ritmo de evolución de cada empresa. Aunque es ampliamente reconocido que el futuro está en la nube, la realidad es que no todas las organizaciones están listas para esta transición. Si bien la inteligencia artificial requiere de una infraestructura en la nube para su desarrollo, también es crucial considerar el nivel de madurez digital de cada entidad.

Avanzar hacia la nube debe hacerse de manera que se respete la capacidad y el ritmo específico de cada empresa, garantizando así una transición exitosa y alineada con sus necesidades. Es importante atender con agilidad a quienes están listos para explorar las posibilidades de la IA, sin dejar de lado a aquellos que prefieren soluciones más tradicionales y on-premises. El enfoque debe ser un acompañamiento gradual en la transición hacia la era digital, adaptándose al ritmo de cada organización, construyendo el camino paso a paso y asegurando que ninguna quede rezagada.

La clave para el éxito radica en encontrar un equilibrio entre la innovación y la prudencia. Esto implica adoptar nuevas tecnologías de manera cuidadosa y reflexiva, asegurándose de que estas, además de ser las adecuadas, realmente generen un impacto positivo y sostenible a largo plazo. Es fundamental que las organizaciones no se dejen llevar únicamente por las novedades, sino que evalúen cómo estas innovaciones se alinean con sus objetivos estratégicos y contribuyen a su crecimiento y desarrollo. Solo de esta manera se podrá garantizar que las inversiones en tecnología no solo sean útiles en el corto plazo, sino que también aporten un gran valor diferencial a largo plazo.

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