Vivimos una revolución en el mundo de las tecnologías de la información. La Era de Internet es la época de los sistemas abiertos e interconectados, y del triunfo de la virtualización; el mundo de las redes sociales, los smartphones y tablets. La explosión de datos estructurados y no estructurados, el cloud computing y el mundo de la Internet de las Cosas. Las aplicaciones monolíticas han dado paso al aprovisionamiento dinámico de servicios; los datos estructurados son sólo una parte cada vez más pequeña de la ecuación en un paisaje informativo que se alimenta más y más de imágenes, tweets, blogs, sensores, etcétera. Las cargas de trabajo sufren picos impredecibles en nuestro mundo sin fronteras ni horarios.
Las infraestructuras estáticas del pasado no sirven para el nuevo escenario. Los viejos paradigmas de la computación monolítica y propietaria han saltado en pedazos. Las “marcas” ya no pueden imponer “su” modelo de computación: los monopolios no encajan bien en una época tan multiforme y diversa como la que hemos empezado a navegar. Lo que cuenta hoy es la capacidad de insertarse de una forma ágil y eficaz en una gigantesca nube tecnológica constantemente cambiante, que llega a todos los rincones. Los sistemas deben ser abiertos por definición. No sólo en el sistema operativo, que es algo que por obvio ya ni merece mayor subrayado. La arquitectura de solución debe ser igualmente abierta: computación, almacenamiento, red. El reto para los Grandes es transformarse desde un mundo cerrado a un mundo abierto y conseguir sobrevivir al cambio. IBM inició ese camino hace ya muchos años con un apoyo total a Linux, Eclipse y Apache. Hoy, IBM es contribuyente neto a KVM con un montón de código propio; Open Virtualization Alliance, OpenStack, OpenDaylight son algunos de los nombres con los que trabaja hoy para fortalecer la oferta de sistemas abiertos.
Ningún cambio de época es fácil. IBM está viviendo la progresiva disminución de su modelo de negocio de hardware empresarial tradicional, basado en grandes máquinas muy robustas y potentes. El mercado se ha granularizado muchísimo y la Gran Máquina ocupa de forma creciente un papel nicho. Los Grandes Sistemas UNIX y Mainframe de IBM siguen siendo actualizados por el fabricante a buen ritmo pero el nuevo mercado se ha movido en buena parte a soluciones escalables. La transición incluye también un cambio de pesos evidente en la distribución de ingresos entre hardware y software. En el año 2000, el 35% del beneficio de IBM provenía del hardware y el 27% del software. En 2012 la proporción ha sido de 14%-45%.
En la lucha abierta por conquistar nuevo mercado todos los grandes fabricantes de hardware parecen haber llegado a una conclusión parecida: los clientes están pidiendo sistemas integrados con una capacidad de gestión unificada. Escalabilidad, facilidad y rapidez de uso, virtualización integrada, listos para el cloud. La integración con el software propio y de terceros es también crítica. Big Data, Mobile, Social y Cloud son las cuatro áreas estratégicas de crecimiento identificadas por IBM y toda su oferta tecnológica gira en torno a estas prioridades.
IBM presentó en abril de 2012 su oferta de sistemas expertos integrados. El Gigante Azul parece tener claro lo que se juega en este cambio de era: la nueva línea de sistemas es una apuesta estratégica a largo plazo. Los sistemas integrados de IBM son abiertos en el sentido de que se conectan con todo y pueden ejecutar todo. Además, soportan casi todos los standards existentes (Sistemas Operativos, Hypervisores, Conectividad) y son “completos”, ya que IBM ha integrado incluso el almacenamiento dentro del gestor global del sistema, que controla absolutamente todo el ciclo de vida del conjunto, físico y lógico.