La verdad oculta detrás de la tinta

Daniel Gálvez es brand manager de consumibles de tinta de HP

Publicado el 19 May 2011

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Es indudable que todos los usuarios de impresoras, sin importar de qué lugar del planeta sean, alguna vez se han preguntado a la hora de cambiar los cartuchos: ¿Por qué la tinta cuesta lo que cuesta? ¿No es sólo agua con colorante? ¿Cuál es la diferencia entre un cartucho original y uno de relleno compatible? En ese preciso momento es cuando comienzan las dudas sobre si la elección del equipo fue realmente la correcta.

Resulta tentador el hecho de comparar la tinta con otros líquidos de lujo como el champagne, el perfume o el petróleo, pero lo cierto es que no es una comparación correcta ya que los cartuchos Inkjet, por ejemplo, no sólo contienen “el líquido” sino que además incluyen una sofisticada tecnología de impresión, como por ejemplo, los cabezales.
Muy pocos usuarios son los que realmente saben la verdad que hay detrás de la tinta. La tecnología, la multimillonaria inversión anual en horas de investigación y desarrollo detrás de cada fórmula y sistema de impresión, los procesos de fabricación y el reciclaje de los consumibles son algunos de esos valores “ocultos” que no se ven pero que están allí.
Entonces, la primera medida de “supuesto ahorro” que se nos viene a la cabeza es reemplazar los consumibles originales por cartuchos rellenados o alternativos compatibles. Es que a simple vista, el cartucho puede resultar un simple objeto de plástico descartable pero su diseño y fabricación son claves para el rendimiento y la fiabilidad de todo el sistema de impresión.
Tan sofisticados son que sí pusiéramos una cámara ultra lenta dentro de un cartucho original, veríamos como el mismo dispara con sus 500 boquillas hasta 30 millones de diminutas gotas de tinta por segundo en un proceso que requiere la máxima precisión y confiabilidad.
Está comprobado que los cartuchos alternativos producen menos impresiones, con menor calidad que los originales y encima su tasa de fallo es mucho mayor. De acuerdo con un estudio de la consultora Quality Logic, más del 15% de los cartuchos de relleno testados produjeron goteos y líneas horizontales o fallaron durante su uso o venían defectuosos de fábrica.
Para lograr que la tinta no se atasque, que su color sea más real, que resista al agua y dure hasta cuatro generaciones, más de 100 químicos trabajan en el desarrollo de sus fórmulas que pueden demorar entre 3 y 4 años de investigación.
Un precio más bajo puede parecer una buena idea inicialmente, pero con los cartuchos de relleno es imposible saber cuántas veces han sido reutilizados o la calidad de tinta con los cuales han sido rellenados.
Si tenemos en cuenta todos estos factores junto con las innumerables hojas mal impresas que debemos desechar y el tiempo que ello nos insume, entonces los ahorros que creemos estar haciendo no son tales.

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