Cada vez son más las organizaciones que se están digitalizando para optimizar su competitividad, obtener mayores ingresos y mejorar su servicio al cliente; especialmente, en un contexto en el que las empresas están obsesionadas por éste. No en vano, en los últimos años el poder ha pasado de las organizaciones a los consumidores, y ello ha supuesto un cambio en la dinámica del mercado, con serias implicaciones para el negocio: o satisfacer las crecientes demandas de los clientes o caer. Por todo ello, implementar una transformación digital integral en la organización es crucial para hacer frente al nuevo escenario competitivo.
Mucho se habla de este proceso en general y, quizás, menos de cómo abordarlo desde dentro, desde los propios empleados. En mi opinión, las empresas deben adoptar un ecosistema digital completo que facilite la adopción de las nuevas competencias digitales a todos los miembros de la compañía. Cuando una empresa inicia un proceso de transformación digital, hace mucho más que llevar sus servicios a la nube o incluir nuevas capacidades analíticas con el fin de conocer mejor la ingente cantidad de información y documentación de que dispone.
En este sentido, para los directivos y líderes que toman las decisiones lo normal sería pensar que las generaciones más jóvenes, como los millennials, son los que están asumiendo el rol protagonista en esta digitalización de las organizaciones. En esta línea de pensamiento, sería fácil asumir que son ellos los líderes e influyentes de esta transformación empresarial, pues son los nacidos en la era de internet, ligados a la tecnología y al mundo digital, inseparables de sus smartphones, tablets y redes sociales. Pero, sorprendentemente, no es así.
De acuerdo a un estudio elaborado por Forrester Consulting para OpenText, son los predecesores de los millennials, la generación X (nacidos entre los años 60 y principios de los 80), los verdaderos arquitectos y promotores de la transformación digital en las empresas. Y es que los miembros de esta generación X son los que ponen un mayor énfasis en cómo el cambio digital puede mejorar la forma en que funciona el propio negocio.
Aunque los millennials son una pieza clave en este proceso por su naturaleza digital, aún no comprenden qué implica la transformación digital o cómo medir su éxito, al menos, no tanto como la generación X. Más aún, ésta conoce el impacto que esta revolución digital dentro de la organización tiene en diferentes partes del negocio. Con todo, los millennials serán los que recojan los beneficios de esta transformación en un futuro, no solo desde un punto de vista comercial, sino también cultural, ya que es esta generación de jóvenes empleados la que mejor entiende que el cambio digital contribuirá a mejorar la satisfacción del empleado y la cultura de la empresa.
En definitiva, para garantizar el éxito de esta transformación digital, las empresas deben tener muy en cuenta la composición generacional de sus equipos, otorgando a los miembros de la generación X posiciones de liderazgo más altas y asegurándose de que los millennials participan en decisiones que afectan al futuro digital de la compañía. Además, entender mejor las cualidades y fortalezas de los diferentes grupos generacionales permitirá a las empresas experimentar una transición digital más fluida, explotar mejor sus recursos y alcanzar sus objetivos de negocio.