Aunque es cierto que todavía hay muchas barreras para el progreso de las mujeres en profesiones relacionadas con la tecnología y ciencia, me alegra ver que estamos empezando a entender esos obstáculos y estamos tratando de averiguar qué se necesita para superarlos. Tenemos un largo camino que recorrer para que una carrera en STEM sea equitativa para todos. Pero al menos hemos iniciado el camino.
Lo cierto es que los obstáculos se dan en todos los ámbitos, no solo en el laboral, por lo que es importante que se trabaje desde cada uno de ellos para seguir marcando el camino y allanarlo. Por un lado, la falta de perfiles en los que verse reflejadas y que inspiren hace que las mujeres no se entusiasmen con estas disciplinas. A lo que se suma una idea preconcebida y no cierta, y es que se cree que para tener éxito en estas profesiones, es necesario tomar una serie de decisiones por adelantado que afectan a la vida social y familiar.
A la falta de modelos a seguir y las ideas preconcebidas, se unen algunos vientos en contra cuando una mujer triunfa en una carrera STEM. Me refiero a prejuicios implícitos como, por ejemplo, que las mujeres no pueden hacer el trabajo si tienen hijos, o que tienen que aportar más pruebas de competencia que otros. Se les pone a prueba de forma constante y se les pide descontar su experiencia y sus éxitos, además se les cuestiona su compromiso y se crean expectativas estereotipadas de comportamiento femenino en el lugar de trabajo.
“La falta de perfiles en los que verse reflejadas y que inspiren hace que las mujeres no se entusiasmen con estas disciplinas”
Y hay muchos más, pero ¿cuántas mujeres hay en este campo que han triunfado tanto en su vida profesional como personal? Son muchas, pero es necesario más aliados que ayuden a las mujeres a triunfar. Y estos aliados deben estar tanto en el ámbito familiar, para apoyar a las mujeres en este tipo de carreras, debido al tiempo que se necesita para obtener un título avanzado o a las ideas erróneas de que las horas de trabajo son relativamente más exigentes; y en las empresas y administraciones, para que, en general, colaboren en la creación de políticas en el lugar de trabajo que favorezcan el éxito de las mujeres.
El apoyo debe darse desde las edades más tempranas, mostrando las oportunidades de la ciencia y la tecnología en la escuela, en todo el mundo, y hacerlas conscientes de los tipos de oportunidades disponibles e ir orientando a las generaciones venideras desde diferentes
perfiles, me refiero a perfiles femeninos, pero también masculinos. Debería hacerse de forma sistemática y, para ello, es necesario que se invite a las mujeres científicas y tecnólogas a desarrollar sus carreras y a explorar todos y cada uno de los roles.
En cuanto a las empresas tecnológicas, se tiene que correr la voz. Lo cierto es que una vez dentro de estas profesiones, te das cuenta de cuán gratificantes pueden ser, y es que la tecnología puede hacer del mundo un lugar mejor y la educación STEM permite que uno mismo forme parte de desempeñar un papel importante en esa mejora, como me ha ocurrido a mí.
Gracias al estudio en este campo, he trabajado en tecnologías que han ayudado a las empresas a ser eficientes y exitosas y, a través de ellas, la gente ha realizado carreras gratificantes, he ayudado a llevar el entretenimiento a nuestras salas de estar y a todos nuestros dispositivos, he fomentado la curiosidad y he encontrado inspiración en la vida cotidiana.
Es una profesión que me apasiona y en la que creo, y creo que la pasión es la palabra clave para el desarrollo en este campo. Gracias a ella se me han ido abriendo puertas y me han ayudado en momentos más complicados, porque la confianza en mi trabajo y en mí misma ha conseguido inspirar a otros.
