Los datos son concluyentes: no solo no se ha reducido la brecha de género sino que en los úlimos años ha aumentado. Así lo reconocen la multitud de informes que están apareciendo estos días en coincidencia con la celebración del Día de la Mujer y que ponen de manifiesto las dificultades de profesionales femeninas para acceder a puestos de trabajo en el sector tecnológico, barreras que parecen poco menos que infranqueables en el caso de los puestos directivos.
Y esto se multiplica y aumenta considerablemente en mayoristas y empresas y partners del canal de distribución, donde resulta difícil encontrar mujeres no solo en altos cargos sino también en puesto intermedios.
Desde hace años me llama la atención, y así se lo hago saber a mis compañeros, el reducido número de mujeres profesionales que participa en nuestros eventos y mesas redondas. Si antes la presencia de profesionales del sexo femenino se limitaba a una o dos personas, ahora celebramos eventos donde no hay ninguna portavoz que sea mujer. La brecha de género se está ampliando en España hasta niveles críticos y ni la Administración Pública ni la empresa privada acierta a tomar medidas que puedan paliar este situación.
El menor salario y la menor presencia en itinerarios formativos explican en parte la brecha de género, pero no son los únicas barreras
El último informe de la Fundación Vass es clarificador y demoledor porque confirma que tan solo hay un 23,47% de mujeres entre especialistas TIC. Según la fundación Fass, la limitada participación femenina en itinerarios formativos y la persistente brecha salarial situada en el 7,5%, son dos de las principales barreras a la hora de promover un entorno TIC inclusivo.
El déficit es enorme, pero lo más grave es que ha aumentado en los últimos años y que en los puestos asociados a inteligencia artificial o ciberseguridad la proporción femenina se descuelga hasta el 10%.
Más datos: según el Observatorio de la Ingeniería en España, la presencia global de mujeres en esa carrera es solo del 20%, a pesar de constituir más del 55% del alumnado universitario. Especialidades como Ingeniería de Telecomunicación cuentan con una presencia femenina mínima del 12%, seguida de Ingeniería Informática e Ingeniería Industrial con un 16% y un 19%, respectivamente. Y no es un problema de competencias porque, según los datos del Women Digital Scoreboard, las mujeres españolas tienen mejores competencias en Internet con una puntuación por encima de la media.
El menor salario y la menor presencia en itinerarios formativos explican en parte este descenso y la brecha de género, pero no son las únicas barreras con las que debe bregar la mujer en su incorporación al mercado laboral. Tampoco son suficientes para determinar las razones que abocan a las mujeres a centrarse en determinadas carreras sociales o de humanidades y a abandonar el sector tecnológico, las matemáticas y la ingeniería desde temprana edad.
¿Dónde está el fallo?
La brecha de género en el sector TIC en España encuentra sus raíces en la participación limitada de las mujeres en itinerarios formativos específicos. La perspectiva del Catálogo Nacional de Ocupaciones señala una disminución desde el 24,3% de mujeres profesionales TIC en 2011, asociadas a una cualificación superior, hasta el 21,3% en 2022. Este declive es más pronunciado entre los técnicos TIC, cuyo peso ha caído en más de dos puntos, pasando del 17,2% al 15% en el mismo período. Por lo que no solo no avanzamos, sino que en los últimos años se ha producido además un retroceso en términos relativos.
“La comparación continua con sus compañeros hombres y el miedo a no dar la talla parecen aspectos claves en esta ecuación y que tiene como resultado un menor sesgo inclusivo por razón de género”
Las mujeres en el ámbito tecnológico enfrentan considerables obstáculos en su progreso profesional, según una encuesta global de TrustRadius. El 66% de las mujeres profesionales en tecnología sienten falta de planes de carrera claros. También, el sesgo de género (39%), la falta de mentores (41%), y la limitación de presupuesto (39%) son identificados como las principales barreras para una efectiva promoción. Conviene también destacar la falta de confianza en sus capacidades (29%), los prejuicios raciales (18%), la cultura competitiva (16%) o la falta de experiencia (10%).
El informe también subraya que el 78% de las mujeres en tecnología sienten la presión de tener que trabajar más duro que sus compañeros de trabajo para demostrar su valía, revelando una realidad preocupante que indica la necesidad inminente de cambiar las percepciones y prácticas en el sector, garantizando igualdad de oportunidades y reconocimiento para todas las profesionales.
La comparación continua con sus compañeros hombres y el miedo a no dar la talla parecen aspectos claves en esta ecuación y que tiene como resultado un menor sesgo inclusivo por razón de sexo. El famoso síndrome del impostor afecta considerablemente a muchas más mujeres que hombres, que sienten no estar lo suficientemente cualificadas o capacitadas para el puesto que están desempeñando. Pero, ¿por qué sucede esto? Ahí es dónde debe ahondar la Administración y las empresas si quieren llegar a la raíz del problema y tomar las decisiones oportunas.
En los últimos años, los estudios feministas alertan del retroceso de muchos de los avances de género como consecuencia de la vuelta a valores tradicionales de la mujer en sus perfiles más estereotípicos. Las redes sociales también están contribuyendo a mostrar una imagen cosificada del sexo femenino a través de influencers con un mensaje poco inclusivo.
A pesar de estos desafíos, España presenta avances notables. Según reconoce el estuido de la Fundación Vass la participación femenina en estudios superiores de informática ha experimentado un aumento del 80% en los últimos 6 años, con 11.129 mujeres matriculadas, aunque aún representan un discreto 16,2% respecto al total.