Es un hecho innegable que amamos la televisión. Cuatro billones de personas en todo el mundo la ven habitualmente, de acuerdo con un estudio de Nielsen invertimos 37 horas a la semana en ver TV, en comparación a las cuatro horas que pasamos en Internet. Es indudable por tanto que es el dispositivo de consumo electrónico más utilizado y es difícil imaginarse la vida sin él.
Pero, ¿qué pasaría si hubiera una forma mejor de interactuar con la TV? Quizás una en la que hasta pudiéramos hablar con ella, decirle que emita un contenido específico, uno de nuestros programas favoritos, un evento deportivo, un documental, con independencia de dónde venga el contenido, es decir, cable, proveedor de Internet, etc. Imaginemos también que la utilizamos como un visor de fotografías, una consola de juegos o un reproductor de música. ¿Y si además usamos gestos para navegar por los programas o controlar el volumen? También podríamos tener una pared de mosaico en 3D o una rueda de canales para guiarnos a través de los contenidos, o chatear con un amigo mientras vemos una película.
No hay que imaginar más porque la experiencia Smart TV es ya una realidady está definiendo las nuevas formas de los futuros modelos de TV, garantizando que las personas puedan encontrar de forma rápida y sencilla los contenidos y servicios que prefieren. Gracias a una base tecnológica que incorpora los últimos avances en microprocesadores e Internet, encontramos en esta experiencia Smart TV un componente de televisión personalizada e informativa, debido a que nos permitirá descubrir contenidos relacionados con lo que estamos viendo, sin necesidad de interrupciones. Es una TV ubicua, se puede utilizar en todas las habitaciones de una casa o desde dispositivos inalámbricos handheld fuera de ella y también es social ofreciendo diversos niveles de interacción.
La nueva experiencia Smart TV tendrá además un impacto inmenso en la publicidad. La nueva era de los anuncios implicará formas más contextuales, interactivas y amigables, diferentes de todo lo experimentado hasta el momento. El acceso a los productos deseados se simplificará y se prescindirá de las cosas que no queremos ver. Pongamos un ejemplo: en el último vídeo de Lady Gaga lleva un vestido que nos gusta, podemos seleccionarlo en la misma pantalla y averiguar que es de Alexander McQueen, buscar el precio mejor y pedirlo para que llegue en 48 horas a nuestro domicilio. ¿Se puede pedir más?
Las oportunidades de esta experiencia Smart TV son inmensas, derribando los límites tradicionales de visionado de TV y reescribiendo sus reglas. Sólo nos queda sentarnos y esperar a ser sorprendidos.