¿Tiene que cambiar su ERP?

Javier Etxeberria, director de soluciones empresariales de Ibermática.

Publicado el 02 Jul 2010

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Ante una pregunta como la que encabeza este artículo, la reacción más probable es considerarla como una cuestión que afecta a dos aspectos de su empresa: el manejo de los datos de gestión del negocio y la obtención de informes específicos.

Otra posible formulación sería: ¿Cambiarían mis clientes mi ERP?, y una tercera, ¿qué podría hacer que no hago con la ayuda de mi ERP? Para contestar a estas cuestiones, creo que es interesante contemplar, mejor dicho confrontar estas diferentes visiones relativas a los sistemas de gestión. La primera perspectiva a considerar sería la visión clásica, que entiende el ERP como un sistema de gestión integrado que “soporta” y gestiona los datos de la empresa. Así, la información es recibida, reaccionamos y actuamos. Es decir, estamos ante una visión estática y reactiva que nos permite actuar gracias a fotos que obtenemos de la realidad en momentos concretos. Por supuesto, esto exige unos procedimientos y normas, pero todos ellos relativos al funcionamiento de los procesos internos de la empresa. Podríamos decir que estamos ante un enfoque endogámico que responde al soporte de datos y la obtención de informes concretos (ver gráfico ). Este esquema clásico, si nos situamos en la empresa actual, parece que pertenece ya al pasado debido al ritmo por el cual se suceden los cambios. Haciendo una abstracción del momento, y si contemplamos un rango temporal más amplio, vemos que está produciéndose un cambio concreto en el modelo de gestión: el paso de una visión de empresa como producto/procesos (a través de la digitalización de estos últimos) a un enfoque proyecto/cliente. Asimismo el término empresa extendida refleja una clara transformación del modelo relacional y, por ende, de las necesidades relativas a la gestión. En mi opinión, la expresión última de esta tendencia es la de una gestión innovadora enfocada a la creación. Necesidad del cambio Evidentemente el hecho de sentir la necesidad de cambiar viene condicionado por la percepción personal de la situación actual y, en el caso que nos ocupa, por la valoración del papel que debe ocupar la tecnología en el futuro inmediato de la empresa. En este sentido, la propuesta que subyace en este artículo plantea una respuesta basada en un ERP que debe responder claramente a los retos de la empresa extendida. Esto supone un salto tecnológico enfocado a la creación de servicios. Cada vez de manera más clara los productos son una excusa de relación y es el ámbito de la creación de servicios y su gestión donde está la oportunidad. Además, la gestión de proyectos ocupa un lugar central, sobre todo en la empresa industrial, y por ello debemos desarrollar las metodologías necesarias para ser capaces de gestionar proyectos sin ubicación concreta.

Otro aspecto importante es la gestión de interacciones dentro de la empresa, es decir, el papel del usuario y su aportación, así como una visión dinámica y transparente de la organización para el gestor, que exige nuevas capacidades que los ERP clásicos no aportan. Hoy debemos hablar de fluidez de la información y, en definitiva, de eficiencia organizativa.

Rémoras del pasado Viejos conceptos como coste de la migración de versiones etc, rémoras de una limitación tecnológica, han desaparecido y el ERP aparece como una capacidad organizativa generadora de diferenciación y soporte de la innovación empresarial superando una visión meramente instrumental (ver gráfico). Una visión de la tecnología enfocada al negocio y su resultado, en definitiva a la creación, exige un salto. Hoy esto, con tecnologías basadas en arquitectura 100% SOA, es factible y a un coste asequible. La única barrera nace de la concepción relativa a la información como datos de soporte al negocio o como factor de producción de la empresa y a su modelo relacional.

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