Desde el comienzo de la pandemia, la globalización esta cortocircuitada. Durante décadas, el trasiego de mercancías en el mundo fue al alza y el sistema dio buenos resultados en términos económicos y de satisfacción de cliente. Pedir y tener un producto es cuestión de días o semanas traído de Asia pasó a ser un ejercicio cotidiano, sobre todo con la eclosión del comercio electrónico y de gigantes como Amazon o Alibaba. Pero las paradas de la producción a las que ha obligado la pandemia, la falta de camioneros y transportistas, el alza de los precios de la energía y del transporte de contenedores, que se ha multiplicado por 10, y la escasez de semiconductores, han hecho saltar las alarmas.
Desde hace muchos meses, los compradores de coches tienen que esperar casi un año para recibir su vehículo porque la parálisis de la industria de automoción está siendo significativa a causa sobre todo de la falta de circuitos y procesadores. También los particulares y empresas que quieren hacerse con un portátil tienen que esperar en algunos casos meses, cuando antes hablábamos de días. Y muchas veces no pueden acceder a la configuración que quieren. Hoy nadie está en disposición de decir cómo y cuándo se desatascará el comercio mundial, aunque los más optimistas aseguran que durante el año 2022 veremos una relativa normalidad.
El sector informático va a ver comprometido su final de año, que es el periodo estelar de las ventas de consumo y que supone para muchos mayoristas, tiendas y revendedores el 30% o 40% de la facturación del ejercicio. Este Black Friday, que se celebra en la última semana de noviembre, y la posterior campaña de Navidad, serán atípicos y los distribuidores deberán hilar fino para evitar en la medida de lo posible la falta de stock. En muchas ocasiones tendrán que sustituir un producto por otro. En otras, tendrán que resignarse a no contar con ninguna referencia en su catálogo.
“Los más optimistas aseguran que durante el año 2022 veremos una relativa normalidad”
El ejemplo más palmario de que estamos ante un problemón de largo alcance e incierta resolución es el de la consola Playstation 5, de Sony, que salió al mercado hace un año y que, sin embargo, sigue siendo una gran desconocida en los lineales y en los salones de casa por la falta de stock que sufrió desde el primer momento. De hecho, este Black Friday es probable que la PS5 siga sin aparecer. Por eso todos los actores deberán trabajar lo posible para mantener la voluntad de inversión en productos tecnológicos (y que el dinero no se vaya a otros sectores) y la satisfacción del cliente en un entorno tan complicado.