Microsoft reunió ayer en Madrid a más de 900 profesionales procedentes de unas 500 compañías de su canal en España. Aunque muchos de los presentes en la reunión ya habían oído de los portavoces corporativos los detalles de la apuesta por los “dispositivos y servicios” durante la Partner Conference de Houston, algunos se declaraban ayer “perplejos” y mostraban muchas dudas. Y es que volver a cambiar la orientación de un gigante como Microsoft cuando el último giro, el del cloud, todavía no está culminado, es una tarea difícil de digerir (y de ejecutar).
Un distribuidor corporativo decía que la compañía falla “a la hora de alinear táctica y estrategia“. “Se han dado cuenta de cómo responder a la competencia [Apple y Google] y han marcado las líneas a seguir a largo plazo, pero mientras tanto nosotros tenemos que sacar el día a día, que es bastante diferente”, reconocía.
Por otro lado, el directivo de una consultora muy involucrada en la venta de Dynamics y SharePoint se preguntaba dónde va a quedar el software en una empresa de “dispositivos y servicios”. Y también reconocía que, como consecuencia de estos cambios, su actitud va a ser más conservadora en los próximos meses. Se impone para algunos lo que los anglosajones llaman el wait and see.
Por su parte, un directivo de un mayorista se preguntaba si sacar un producto propio como Surface, o hacerse con los teléfonos móviles de Nokia, serán decisiones acertadas a largo plazo. En su opinión, la entrada de Microsoft en el mundo de la fabricación le hará perder el apoyo de las marcas de tabletas y teléfonos, y relegará a Windows Phone a un papel muy secundario, en beneficio de Android, el líder absoluto. “Un par de movimientos en falso te pueden hundir o ponerte por las nubes, si no que se lo digan a Blackberry o a la Yahoo de Marissa Meyer”, zanjaba otro distribuidor consultado.