El eterno problema de los plazos de pago está lejos de resolverse. Después de dos años en el que las cifras empeoraron como consecuencia de la pandemia, ahora vuelven a mejorar hasta situarse en los 89 días, una mejora de cuatro días, de acuerdo con el seguimiento sobre los plazos de pago en la empresa española realizado por Iberinform entre 141.000 empresas. Esta mejoría devolvió los plazos de pago a niveles prepandémicos, tras el empeoramiento asociado a la declaración de la pandemia.
En 2010, la legislación sobre plazos de pagos comerciales en España impulsó la limitación a los 60 días naturales a contar desde la fecha de recepción de las mercancías o prestación de los servicios. Sin embargo, de acuerdo con el Observatorio de Riesgo de Crédito que impulsan desde 2009 Iberinform y Crédito y Caución, estos se han mantenido durante la última década lejos del horizonte que trata de impulsar la legislación española y europea. Durante este periodo, los plazos de pago se han movido en una estrecha horquilla en España que va de los 88 días a los 97.
Los plazos de pago en las relaciones comerciales entre empresas no han mejorado en todos los segmentos empresariales durante 2021. Se registra un empeoramiento de un día entre las grandes empresas, que son las que presentan los plazos más prolongados. Las pequeñas y las medianas empresas registran una mejoría de dos días en sus plazos de pago en 2021. En el caso de la microempresa, este recorte alcanza los cinco días. De hecho, por primera vez en la serie histórica, las microempresas presentan plazos inferiores a las pequeñas. Microempresas y pequeñas empresas vuelven a situarse por debajo de los 90 días, mientras las medianas y las grandes alcanzan los 96 y los 111, respectivamente.
Ninguno de los sectores productivos logra situarse por debajo de los 60 días. Los plazos de pago en el sector primario se sitúan en 104 días. En los distintos sectores industriales los plazos de pago muestran una horquilla de 16 días. Los peores se registran en el textil (101 días) seguido de materiales de construcción (98), químico (96), construcción (93), metalurgia (93), automoción (91), alimentación (91) maquinaria (91). Solo se sitúan por debajo de la media la industria de electrónica y TIC (88 días) y consumo duradero (85). Los mayores empeoramientos, por número de días, se registran en el textil (6 días) y el químico (4).
Entre los servicios la horquilla es mucho más amplia, de 50 días. Los peores plazos de pago se producen en el inmobiliario (117 días), energía (113), alojamiento (112), Servicios financieros (108), servicios a empresa (101), transporte (100) y comunicaciones (99). Se sitúan por debajo de la media comercio al por mayor (86 días), educación (83), comercio de electrónica y TIC (82), comercio al por menor (79), comercio de automoción (71), restauración (68) y sanidad (67). El mayor empeoramiento se registra en el inmobiliario (10 días).
Por comunidades autónomas, la evolución del comportamiento en pagos depende de diversos condicionantes entre los que cabe citar, principalmente, dos: los matices en la cultura de pagos o la composición sectorial. La horquilla supone 17 días adicionales de crédito comercial. Navarra, Baleares, Aragón, Galicia, Cataluña, Cantabria, La Rioja, Castilla y León, la Comunidad Valenciana y Asturias presentan los plazos de pago más reducidos de todo el Estado. En el otro extremo, por encima de la media se sitúan Andalucía, Extremadura, Madrid, Murcia, Madrid, Canarias, Castilla-La Mancha y País Vasco. Todas las Comunidades Autónomas vuelven a situarse por debajo de los 100 días. La mejora de los plazos de pago se produce en todas ellas salvo en Canarias.