Desde la segunda arremetida de la recesión económica que sucedió en 2010, los españoles decidieron dejar de endeudarse con una entidad financiera a cambio de préstamos, mientras que las familias iban amortizando los ya contraídos. Esta decisión, unida al enorme descenso en el consumo en España, hizo que lleváramos más de diez años reduciendo el montante adeudado por las familias españolas.
No obstante, la apertura del grifo del crédito de la mayoría de los bancos nacionales, en gran parte influenciada por las medidas favorecedoras del Banco Central Europeo, ha hecho que el consumo vuelva a acelerarse. Este hecho ha supuesto, dado el aumento del IPC a un ritmo superior que el de los salarios de los trabajadores de nuestro país, la necesidad de adquirir un crédito para financiar una compra, un tratamiento o, ahora que se acerca agosto, unas vacaciones. Así lo determina el estudio mensual realizado por el Banco de España, que eleva la cifra de saldos vivos a un 0,14 % por encima del mes anterior, algo que no ocurría desde hace ocho años.
Índice de temas
Que aumente la deuda no quiere decir que hagamos algo mal
Desde el comparador de créditos HelpMyCash.com nos tranquilizan puesto que, según afirman, el aumento de la deuda no implica una recesión económica igual que la todavía reciente crisis. A pesar de sonar mal, simplemente quiere decir que hemos reducido durante un largo período el saldo vivo, fruto del conservadurismo financiero que muchas familias se vieron abocadas a implantar en sus hábitos de consumo. Este aumento de la deuda simplemente implica que volvemos a la normalidad en cuanto a la adquisición y financiación de bienes y servicios.
Asimismo, desde HelpMyCash nos recuerdan que un préstamo es una herramienta financiera como otra cualquiera. Además, financiar no supone gastar más de la cuenta, siempre y cuando lo hagamos con responsabilidad y con la seguridad de que podremos reembolsar el préstamo cumpliendo los términos establecidos en el contrato.
Los datos de morosidad son esperanzadores
Como hemos referido anteriormente, el aumento de la deuda no implica un empeoramiento de la salud financiera de los hogares españoles. El problema vendría si, fruto de la incapacidad de afrontar las mensualidades de amortización de deuda, volviera a dispararse la morosidad. No obstante, desde 2013, año en el que los impagos de los españoles alcanzaron su cenit, la mora ha sido reducida de manera constante.
Por ello, podemos suponer que, mientras se asuman las cuotas de reembolso, los créditos al consumo seguirán siendo el principal motor financiero de nuestro país. Esto ocurre desde que 2017 se cerrara como el primer año en el que las nuevas hipotecas supusieran un volumen de activos superado por el de los nuevos préstamos.
En este momento se hace especialmente relevante la precaución a la hora de endeudarse. El hecho de financiar unas vacaciones de verano no implica un consumo irresponsable, siempre y cuando lo hagamos con la certeza de que podremos afrontar la amortización de esta deuda mensualmente y sin que esto suponga un desequilibrio en nuestra economía mensual.