Eset, proveedor de soluciones de seguridad, ha hecho público el ranking mensual de amenazas informáticas en España correspondiente al mes de agosto. El estudio ha sido elaborado con los datos recopilados por su sistema ThreatSense. Los resultados revelan que empieza a haber cambios de tendencia en los tipos de amenazas detectadas, aunque clásicos como la familia Agent siguen copando los primeros puestos de la clasificación. Si en el mes anterior se verificó una vulnerabilidad grave en el manejo de archivos .lnk, agosto ha dado paso a un nuevo aviso de seguridad de Microsoft con respecto a las librerías DLL. La multinacional advertía de la posibilidad de que los hackers suplantasen las librerías originales por otras con fines maliciosos. Los ciberdelincuentes podrían aprovechar ese fallo para que el usuario ejecutara una DLL modificada y así caer en la trampa. En cuanto a la telefonía móvil queda claro que ésta no se libra del malware. Y es que el iPhone no ha sido el único atacado porque a la existencia ya conocida de códigos dañinos para Windows Mobile se suma ahora Android, que también ha comenzado a ser atacado. En las últimas semanas diversas aplicaciones no eran lo que aparentaban ser, como el caso de troyanos disfrazados de reproductores multimedia. Otra trampa era el archiconocido juego Snake que en realidad actuaba como spyware. Para Fernando de la Cuadra, director de educación de Ontinet, “las predicciones que se formulaban desde hace años tienen visos de empezar a ser una realidad: los teléfonos móviles están ya en el punto de mira. La razón es lógica, ya no son solo teléfonos, sino pequeños ordenadores que son capaces de efectuar llamadas. No queda mucho tiempo hasta que el robo de identidades a través del móvil (Twitter, Facebook) sea una amenaza real”. Por último, las cifras reiteran la fuerza del spam para difundir las últimas creaciones dentro de este campo. Para ello es cada vez más común el uso de remitentes de confianza, como la mismísima Guardia Civil. Las celebridades siguen siendo también un recurso habitual para los spammers, usando sus nombres para anunciar sus muertes ficticias en trágicos accidentes.
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