El teletrabajo se ha impuesto como tabla de salvación de muchos negocios y solo un tercio de las empresas han podido mantener su actividad habitual por encima del 80%, como apunta un estudio de KPGM. Adecco señala que a finales de 2019 ya había un millón y medio de personas teletrabajando en España; una cifra que se ha visto exponencialmente aumentada estos días. Pero mantener con total ‘normalidad’ las tareas corporativas no implica solamente poder facturar, comercializar y desarrollar productos y servicios, sino hacerlo todo ello con la seguridad garantizada tanto desde el punto de vista de la integridad de la información como de la calidad de la entrega.
Con el Covid-19 como tapadera arrecia una tormenta de ciberataques sin medida. El centro de operaciones de seguridad de Grupo Oesía ha detectado que las alarmas consideradas altas se han multiplicado por tres, y los ciberataques han adoptado principalmente la forma de phishing (envío de mails sobre Covid-19 que enlazan con sitios fraudulentos); ransomware (secuestro de información); ciberataques contra las herramientas de trabajo y comunicación corporativas (con el objetivo de acceder a información confidencial de los usuarios, aprovechando el aumento del teletrabajo); e ingeniería social (“los ciberdelincuentes se hacen pasar por un servicio técnico para convencer a los usuarios de que le den acceso a información confidencial”, explican los expertos de Oesía, a modo de ejemplo).
Improvisar no es bueno
“Y es que la improvisación puede ser enemiga de la seguridad”, sentenciaJavier Huergo, socio de Watch&Act Protection Services:“Muchas empresas la han seguido a la hora de enviar a sus empleados a teletrabajar proporcionando un equipamiento de urgencia, con lo que pueden estar más expuestas a ser blancos de un ciberataque”. Las comunicaciones, para que sean realmente seguras, deberían contar con un sistema de comunicación cifrado y seguro, con un tipo de conexión VPN o con acceso a alguna plataforma de trabajo colaborativo en la nube.
Sin embargo, la gran mayoría de las pymes y autónomos de este país no cuentan con ningún tipo de comunicación segura y cifrada, y estos días los ciberdelincuentes van a aprovechar esta feliz circunstancia, “incrementada además por nuestro carácter comunicativo social”. No poder relacionarnos con otras personas ni realizar actividades está incrementando la comunicación digital a través de Whatsapp, emails y todo tipo de redes sociales. “Compartimos archivos constantemente, que nos llegan sin saber de dónde, y sin tener la certeza de que no sea un virus. Quienes no tienen buenas intenciones aprovechan la coyuntura y tratan de colarse al despiste para bloquear los equipos y robarnos la información”, advierte el experto de Watch&Act.
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